El Correo de Burgos

OTRO RESCATE ES POSIBLE

Un joven poeta en Burgos

María Jesús Jabato ahonda en los cinco artículos 'burgaleses' de Federico García Lorca en su discurso de ingreso en la Institución Fernán González, que lee hoy

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

Tenía dieciocho años cuando pisó por primera vez la ciudad. Fue una visita fugaz, apenas el tiempo suficiente para sentir que el otoño se había desparramado a orillas del Arlanzón. Sería un año después, en verano de 1917, cuando Burgos maravillara al entonces estudiante de Filosofía y Derecho que era Federico García Lorca. Durante un mes, junto a algunos compañeros de pupitre y su maestro Martín Domínguez Berrueta, recorrería sus calles, se sorprendería con sus monumentos, gozaría de su gastronomía e incluso se enamoraría de una joven burgalesa cuya identidad es una incógnita. Sensaciones, emociones, sentimientos, pálpitos... que tradujo en palabras.

Fueron cinco los artículos publicados en un periódico de la ciudad. Cinco de los pocos textos en prosa del poeta granadino que la escritora María Jesús Jabato ha elegido como tema para su discurso de ingreso en la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes. Institución Fernán González. La lectura de Torres de aire y plata: los artículos de Federico García Lorca en el Diario de Burgos tendrá lugar hoy en el salón de estrados de la Diputación Provincial a las 20 horas.

Notas de estudio. La ornamentación sepulcral, San Pedro de Cardeña. Paisaje, Las monjas de Las Huelgas, Las reglas de la música y Mesón de Castilla fueron apareciendo en el rotativo y después fueron revisados por el propio autor para su publicación en el libro Impresiones y paisajes, un volumen que, cuenta la autora, publicó a instancias de su padre y que nunca gustó al autor de Poeta en Nueva York. Hasta tal punto que incluso retiró algunos ejemplares de las librerías.

«A juzgar por las características de sus artículos y la visión que de Burgos tiene García Lorca concluyo que no es el poeta el que influye en la visión de Burgos, sino que es esta la que ahorma en cierta medida a Lorca», afirma María Jesús Jabato y pone encima de la mesa las palabras que trasladó en una ocasión a su amigo Melchor Fernández Almagro, a quien le dijo que Burgos le había impactado, «que llevaba en el corazón las torres de aire y plata de la Catedral».

María Jesús Jabato espía los pasos de Federico García Lorca durante más de 170 páginas. Le sigue y augura que cuando habla lo hace inspirado en el sepulcro del obispo Alonso de Cartagena de la Catedral; se cuela entre el grupo de estudiantes y el profesor Berrueta en Las Huelgas y concluye que la madre abadesa los recibe en Las Claustrillas al mirar al cielo y ver la bóveda de estrellas que describe el poeta; respira con él el olor a verano en el campo que rodea San Pedro de Cardeña y se pone a su altura para ver de cerca el retrato que realiza del Cid y de su esposa; y comparten mesa en uno de los oscuros mesones de Castilla en los que se sintió como si estuviera en uno de los cuadros tenebristas de Gutiérrez Solana.

A María Jesús Jabato se le nota que ha gozado durante este tiempo en compañía de su colega. Espera que este discurso aporte un granito de arena en la difusión de estos textos en prosa de García Lorca que el hispanista Ian Gibson sacó a la luz en 1967 y denominó artículos olvidados. Pequeñas joyas de un autor novel que continúan eclipsadas por «la fuerza arrolladora» de su poesía y su teatro.

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