El Correo de Burgos

VIERNES DE ESTRENO

La otra manera de vivir la escena

Teatrería denuncia presenta 'Ubúcracia en Alimaña', una comedia que se recrea en la podredumbre de todo poder, en la Casa de Cultura de Gamonal

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

Se suben al escenario sin ánimo de pisar alfombras rojas ni brindar con champán en cristal de Bohemia. No les van las intrigas entre cajas ni sacar el moquero en los despachos. Apuestan por compartir y por respetar. Llevan en el ADN el inconformismo y el compromiso. Se mueren por pasar un rato divertido sobre las tablas y coronar la noche con una cerveza y unas risas en el bar del barrio. Son los chicos y chicas de Teatrería denuncia, un taller de teatro puesto en marcha hace tres años dentro de la asociación del mismo nombre. Ubúcracia en Alimaña, inspirado en el Ubú Rey, de Alfred Jarry, es su segundo montaje colectivo y mañana lo estrenan en la Casa de Cultura de Gamonal (20 horas). La entrada cuesta 2 euros y destinarán toda la recaudación a la ayuda de niños en situación de riesgo de exclusión social en Luanda (Angola).

Paloma Fernández Yllana es la capitana de esta iniciativa que empezó a ser a finales de 2009. Comenzó siendo un inocente taller de desarrollo personal, desinhibición, primeros tientos al teatro... Aquella primera prueba se quedó en una muestra de microteatro en la sede de la asociación con los poemas, cuentos y diferentes textos trabajados.

La escena ya se había metido en sus vidas. Era imparable. La cosa iba en serio. El segundo taller dio una vuelta de tuerca más. Siempre manteniendo la filosofía de este laboratorio: «Las ideas de todos importan y todo tiene que estar dentro». El dramaturgo Rodrigo García, al que fueron a ver a Madrid, marcó el segundo estreno. Que aproveche, García. Fue «un plato difícil de digerir», una bofetada en la cara, cruda, de denuncia social sin medias tintas (desigualdad de la mujer, opresión del obrero, la corrupción política...). Dejó tocado al público y a los intérpretes. Pero el teatro seguía vivo en ellos.

Necesitaban quitar hierro, suplicaban por reírse. ¿Una comedia, quizás? Becket, Pirandello, Darío Fo, Woody Allen... Alfred Jarry. Su Ubú Rey les encandiló. Su sarcasmo, su discurso farsesco, su arrogancia, sus personajes extremos... Pero tenían que hacerlo suyo. Un ángel inspiró a Toni, uno de los integrantes, y en una noche escribió un serial de televisión. Él y Marcos Erro culminaron el texto. Y llegó la dramaturgia, la escenografía... Ubúcracia en Alimaña acababa de nacer. La obra descabeza a toda clase de poder: económico, mediático, político, eclesiástico...

No está situada en un lugar, ningún personaje se corresponde con uno real, pero el imaginario se encargará de encajar las piezas de lo «grotesco y humanamente innoble del poder político y el Gobierno» que dibuja Jarry.

Ninguno de los trece integrantes de Teatrería denuncia son profesionales. Raquel Gutiérrez dibuja una sonrisa de extrañeza cuando se le plantea ese camino. «No, no. No se trata de eso. Es pasar un rato entre colegas», dice quien da vida a De la Cabeza. Su compañero Marcos Erro, Roig, el salido del elenco, es de la misma opinión. Insiste en el espíritu aficionado del grupo, en la importancia de verse antes como amigos que como actores y sentirse dentro de un juego.

«Nuestro compromiso es con nosotros mismos y nuestros amigos. Desarrollamos una actividad cultural para regalar. Es un acto de generosidad. Somos un canto a la esperanza», resume Fernández Yllana. Otro teatro es posible.

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