La tradición también se come

A.S.R. / Burgos

La gastronomía cruza el charco. Una de las novedades del Festival de Folclore de este año fija su mirada en el estómago. Si hasta ahora los miembros de los países participantes conocían de primera mano las bondades de la morcilla, el chorizo, el queso y el vino made in Burgos, en esta edición los burgaleses también podrán paladear las comidas típicas de quienes visitan la ciudad. El 22 de la Paloma ha creado seis tapas inspiradas en los platos de Perú, México, Puerto Rico, Venezuela, Argentina y Chile -que en un principio formaba parte del cartel-. Las ofrecerá, con acompañamiento musical, a la hora del vermú por 1,50 euros durante los días que se alarga este encuentro que se inaugura esta noche en la plaza de San Juan (21 horas).

A la bandeja se asoman los anticuchos peruanos (brochetas de corazón de buey acompañadas de una salsa de ají); el más conocido guacamole con nachos de los mexicanos, que tiene al aguacate como principal producto; la yuca al ajillo, receta de Puerto Rico que se remonta a tiempos ancestrales; la cachapa con queso y suero de Venezuela, consistente en una torta fina de maíz molido, con queso y papelón o azúcar; el archiconocido dulce de leche de Argentina; y la empanada de carne chilena, que se suma a la carta aunque los bailes y la música de aquel país no vayan a subir al escenario.

«Hemos cogido las recetas más representativas de cada país y las hemos elaborado de las misma manera», expone el cocinero que ha ideado estos pinchos, David Pernía, quien destaca que cada cocina tiene su particularidad y es muy difícil encontrar similitudes, aunque sí se repiten la patata o la yuca.

¿Están los estómagos burgaleses acostumbrados a estos sabores? La respuesta de es negativa. «La comida de allí suele ser muy potente. El picante les gusta y el ají, en Perú, y el chile, en México, son muy utilizados», comenta el cocinero y añade que, en contrapartida, está la dulzura del postre argentino.

Sabores del mundo, que así se llama esta nueva sección del Festival, nace con ánimo de continuidad, con independencia del éxito. «No todo se basa en él y esta es una apuesta cultural interesante», asevera Óscar Gutiérrez, maître del establecimiento.