El Correo de Burgos

XXXVI FESTIVAL DE FOLCLORE / Músicas y canciones del mundo

Al son de tijeras y guitarrones

Perú y México estrenan la sección en el Salón Rojo del Teatro Principal con sendas muestras de dos artes declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad

-

-

Burgos

Creado:

Actualizado:

A.S.R. / Burgos

Yo sé bien que estoy afuera, pero el día que yo me muera sé que tendrás que llorar (llorar y llorar, llorar y llorar). Sonó El dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero, pero también el Si nos dejan nos vamos a querer toda la vida y el Caballo prieto azabache. Y uno detrás de otro, los mexicanos se metieron pronto en el bolsillo al público que dejaba pequeño el Salón Rojo del Teatro Principal. Los mariachis, declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad el pasado mes de enero, estrenaron la sección Músicas y canciones del mundo del Festival Internacional de Folclore. 

Compartieron este protagonismo con otro arte también bendecida por la Unesco como es la Danza de Tijeras. Los exóticos músicos de Acodanza Perú no se olvidaron de este curioso instrumento, junto al arpa andina y el violín, en su más corta demostración.

Fueron ellos los primeros en salir a escena. La presentadora, Regina Peñacoba, recordó el origen de estos danzantes en los brujos y sanadores que tuvieron que huir a la montaña perseguidos por los conquistadores españoles. Con el tiempo, a finales del siglo XVII, estas manifestaciones de cabriolas y movimientos imposibles se reconvirtieron a la tradición católica y así pudieron sobrevivir hasta la actualidad.

Las tijeras se incorporaron tarde y ahora son las auténticas protagonistas. Las dos partes andan sueltas cuando se tocan y, al parecer, el guante cosido a mano que las interpreta esconde el misterio de su sonido.   

Un secreto que compartieron con el Arlanzón, al que los peruanos dedicaron sus primera canción. Susurrante, sigilosa, melodiosa...

Nada que ver con la fuerza de guitarrones, trompetas, guitarras españolas y guitarras de golpe, violines, vihuelas y el arpa con los que irrumpieron los mariachis del Ballet Folclórico de la Universidad de Colima de México, que esta noche acapara todos los focos -diez minutos dejarán a Acodanza- en la actuación en San Juan. 

Y con ellos la fiesta regresó al salón isabelino como en sus mejores tiempos. Nadie se arrancó a bailar porque no cabía un alma, pero sí hubo entusiastas, algunos compatriotas, que voltearon su sombrero mariachi.

tracking