El Correo de Burgos

Música / Una mirada a la cantera

Villancicos también en verano

La Orquesta de Cuerda Jóvenes Arcos de Belorado graba un disco navideño que servirá para financiar sus próximas actuaciones en Londres y Argentina

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

El futuro se apodera del auditorio Cajacírculo de Julio Sáez de la Hoya. Sabe a turrón y huele a castañas asadas, aunque en el exterior el termómetro marca más de treinta grados. La Navidad se ha adelantado y todas las miradas se dirigen a la Orquesta de Cuerda Jóvenes Arcos de Belorado. Un grupo de músicos ocupa el escenario y sigue la batuta de Nerea Maeso. Están grabando su primer disco, un trabajo de villancicos con el que financiarán los, de momento, dos conciertos que darán fuera de España, el 3 de octubre en el Bolívar Hall, un teatro de la Embajada de Venezuela en Londres, y en mayo en Argentina.

Este álbum, del que en principio sacarán 1.000 copias, contendrá temas navideños instrumentales y de distintos países como Ucrania, Venezuela, España y Estados Unidos. Sonarán villancicos más y menos conocidos como Rudolf el reno, Los peces en el río, La marimorena, Mi burrito sabanero, Carol of the bells, Noche de paz...

«Esta iniciativa servirá para promocionar al grupo y, a la vez, será una especie de donativo para poder realizar esos viajes», explica la directora y lo hace henchida de orgullo por el esfuerzo que desde hace cuatro años están haciendo estos niños con edades comprendidas entre los 10 y los 18 años.

«Tocan bastante y con un buen nivel para las edades que tienen. De hecho las giras salen por eso, porque hay gente que los ha oído y los quiere llevar a sus países», destaca Maeso, quien señala que a las ya comprometidas se podría sumar una actuación más en Portugal.

25 niños de los 38 que integran la orquesta ocupan su silla sobre las tablas de Sáez de la Hoya. No pueden estar todos para equilibrar los instrumentos. Suenan violines, violas, violonchelos, contrabajo y, para esta ocasión especial, se han introducido percusiones como la batería, cascabeles, campanillas, carrillones...

Corrían los primeros años de 2009 cuando Nerea Maeso se trasladó desde Venezuela a Belorado, el pueblo natal de su madre. Aquí pronto vio que los niños tenían pocas opciones de ocio.

«Los días son más largos que en la ciudad. Pueden estar más rato en la calle y les ves sin hacer nada y empiezan la adolescencia muy pronto», ilustra. Vio que la música podía ser una buena manera de ocupar ese tiempo.

«Era una oportunidad para que los chavales se centraran en otra actividad que no fuera irse de fiesta con 12 años. Surgió con toda la mala intención del mundo», recuerda la responsable, que había disfrutado de una experiencia similar al otro lado del charco. Había estado en el reputado sistema de orquestas infantiles y juveniles del país sudamericano y creyó que podía realizar una buena labor. Empezó con sus hijos y con el violín. Se formó un grupillo muy familiar, pero la demanda empezó a hacerse fuerte y creció y creció hasta crear el nutrido conjunto que dibuja ahora.

«Belorado tiene 2.000 habitantes y una actividad tan diferente puede reunir a muchos niños, que le han cogido mucha pasión y más después de ver el éxito que tienen: participan en concursos y ganan, les invitan a tocar fuera... Tienen muchas motivaciones», expone la batuta, orgullosa de ver cómo la orquesta ha unido a estos jóvenes, que también han hecho piña fuera de ella. Llama la atención sobre su entusiasmo y que ninguno se ha quejado jamás, a pesar de que las horas de ensayo, y más ante la inminente grabación del disco, han sido arduas.

La carrera de estos jóvenes intérpretes es meteórica. Desde el momento número 1 han sumado galardones a su currículum. Cuatro años han participado en la Muestra Musical Regino Sainz de la Maza, cuatro ediciones se han llevado el gato al agua. No queda ahí la cosa. También han intervenido en el Festival Internacional de Música de Bilbao y han tocado en Cantabria, La Rioja y en distintos escenarios de Burgos.

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