Paisajes infinitos a golpe de espátula
Pepe Carazo ofrece un recorrido aéreo por diferentes rincones de la provincia con 'Infinito'
MARTA CASADO / Burgos
Como el halcón de Félix Rodríguez de la Fuente, Pepe Carazo se ha sumergido en los paisajes referentes de Burgos para acercarlos al espectador desde arriba. Ver cómo cae la niebla en el valle, cómo azuza el sol sobre los extensos campos que rodean a Peña Amaya. «Trato de que podamos volar, como hizo Diego Marín Aguilera, pero yo sólo lo he hecho con mis pinceles», aseguró ayer Pepe Carazo en la presentación de su nueva exposición Infinito. Un repaso por los lugares más emblemáticos de la provincia de Burgos que resume en 42 obras de dispares tamaños donde Peña Amaya es una referencia casi constante entre los «puntos estratégicos y simbólicos» en los que se ha recreado. El paseo nos acerca a Estacas de Trueba, Sía, Lunada, Valle de Mena o Peña Angulo, entre otros.
El infinito de Castilla se presenta solo en su inmensidad. No hay adornos y artificios. Es la realidad brutal de los paisajes en diferentes épocas del año. La presencia humana es inexistente «son zonas poco pobladas donde no ves gente» apunta, al mismo tiempo que sostiene que es «una reflexión sobre un problema que me preocupa mucho, la despoblación del mundo rural en Castilla».
La civilización aparece en Infinito a través de las construcciones rurales de los pueblos. Éstos se presentan en formato más pequeño. Tobera, Castrojeriz, Lara de los Infantes, Temiño, Salas de Bureba, Quintanilla de las Viñas son algunas de las paradas. Urbanismo rural que contrastan con la inmensidad del verde de Valle de Mena o los ocres que conforman Peña Amaya y su Profundísima quietud, de cuatro metros y medio de ancho por uno y medio de alto.
El pincel ha cedido el espacio a la espátula que Carazo ha utilizado para trasladar los detalles del paisaje. Los óleos han dejado paso a tierras, minerales y pigmentos que se mezclan con resinas acrílicas que permiten obtener una especie de lámina plástica que se asemeja a una fotografía. Pintar con estos materiales es como labrar la madera. Primero se aporta el material con espátula gruesa, después se superponen capas con el objetivo de «pintar desde fuera hacia adentro, buscando el interior de las cosas, de los paisajes».
La idea de plasmar los rincones de Burgos surgió hace más de diez años para realizar un libro sobre Campos de Castilla que finalmente no se realizó. No importó la empresa ya había llenado la cabeza de Carazo de ideas y posibilidades. Poco amante de la fotografía «hace poco que tengo cámara», lleva diez años embarcado en este proyecto pintando como lo hacían los grandes paisajistas de antaño, in situ, en el 'lugar de los hechos', al natural. «Me compré una furgoneta para llevar los cuadros y pintarlos allí, con el paisaje de frente y anécdotas ... miles», cuenta. Muchas veces terminaba el cuadro en casa, presume de memoria fotográfica, e incluso volvía a ese 'lugar de los hechos' cuando el cuadro estaba terminado. Y en todo este viaje por la provincia de Burgos sin salir de la sala de exposiciones Círculocentral en plaza de Españal. Un referente Peña Amaya, «para mí el altar de Castilla».