Navares y Criado conquistan Madrid

Burgos

Paloma Navares y Rufo Criado demuestran estos días que son dos de artistas burgaleses con gran proyección más allá de las fronteras de Burgos. La primera es asidua de grandes salas de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica y ahora participa en la IV Bienal de Arte Contemporáneo de la Fundación Once que se puede ver en el Centro Cultural Conde Duque hasta el 2 de diciembre. Rufo Criado lleva a la Galería Evelyn Botella su última creación artística Abril 2012 que sucede a la muestra el pasado mes de abril de Sonidos de agua en la Sala Rekalde de Bilbao.

Navares participa en esta muestra junto a otros 40 artistas con su obra Jardín de la melancolía. Se trata de una instalación de luz y sonido formada por siete tubos fluorescentes de metacrilato de 30 centímetros de diámetro y de alturas variables, el mayor de ellos de 200 centímetros de alto. Todos ellos tienen sonido y luz fluorescente. Esta instalación está dedicada a escritoras como Virginia Wolf, Silvia Plat, Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik o Ana Cristina César entre otras. Cada una de sus siete esculturas están decoradas con flores en cuyos pétalos pueden leerse fragmentos de poemas de las poetas a las que va dedicada. En la parte auditiva de la instalación se recoge la lectura de El hombre cansado de la vida, un poema egipcio perteneciente a la doceava dinastía. Paloma Navares abarca en su obra diferentes lenguajes en los que combina fotografía, vídeo, audio, escultura, instalación y performance. En su trayectoria, Navares suma numerosas exposiciones individuales en diferentes salas de Europa, Estados Unidos o Latinoamérica.

Rufo Criado también expone más allá del circuito local. Tras presentar en abril Sonidos de agua, una retrospectiva de las obras de los últimos años (1994 a 2010), en la Sala Rekalde de Bilbao, el artista arandino recala en la Galería Evelyn Botella de Madrid con su última propuesta creativa. Con Abril 2012 Criado busca expresar la transformación natural del entorno. El paso del tiempo. Para ello se basa en la naturaleza que rodea su estudio sobre la que realizó una documentación fotográfica en las que las parcelas cambiaban de color. Y éste es el origen de sus nuevas pinturas.

En ellas presenta su «fuerte carácter constructivo, el análisis, la racionalidad, su esquematismo formal y la calculada austeridad cromática», reflejan desde la galería. Y es que la gama de colores se repite, sin apenas mezcla y llevan a una relectura de algo tan pintado y reproducido como es el paisaje. En total 12 obras, algunas de formato grande, en las que Criado retoma la pintura acrílica de diferentes soportes dos de ellas tríptico y díptico de gran tamaño. La muestra permanecerá abierta en este espacio madrileño hasta el próximo mes de octubre.