«No tengo miedo a la palabra pop»

Sé que voy a arder en el infierno por haber dicho tantas veces que aún te quiero. Está bien soy un cobarde pero no puedo destrozarte. Mi corazón está latiendo y tú no eres la culpable. Quisiera no estar aquí, irme bien lejos o que nunca hubiera pasado lo nuestro. Y es que estoy tan colgado y sufro tanto de ocultarlo. Nunca vas a perdonarme esto, cómo vivir sin hacer daño. Me paso el día rucu rucu, rucu rucu, rucu rucu haciendo bola, mirando cómo se va el tiempo a todas horas..

Rubén Pozo susurrará este rucu rucu casi al oído del público en el concierto acústico que dará mañana en el BnB (23 horas, 10-13 euros). Desgranará las doce canciones de su primer álbum en solitario, Lo que más, y un repertorio de las compuestas para Pereza. Viene solo. Su guitarra y su voz. Y esto ya convierte la cita en especial.

«Es una cosa que nunca había hecho en todos los años que llevo en bandas y tocando en el escenario. Nunca me había enfrentado a un show entero yo solo y la experiencia está siendo maravillosa. Estoy aprendiendo mucho y me lo estoy pasando teta», comenta el artista, quien considera que estas actuaciones son tan exigentes como las que da junto a su banda.

«Cada concierto es un mundo. Estos son otra cosa, tú mandas más, entras, sales, paras, sigues cuando quieres, no tienes que plegarte a la banda. De primeras da más respeto pero una vez que empiezas es un vicio», apostilla y dice sentirse como el llanero solitario, aunque muy acompañado por el calor de la gente. «Todo el mundo está muy cerquita, se oyen los comentarios, se interactúa mucho con el público y es fácil que se dé una noche mágica».

Magia que espolvorean la docena de canciones que componen este disco debut. Las más honestas que ha creado Pozo en los dos últimos años. Sin trampa ni cartón. Sin artificios. Su proceso de composición es artesanal. «No hay más secreto que sentarse en una silla, con la mesa delante, con un cuaderno y un bolígrafo y una guitarra entre las manos. No conozco otra fórmula que esa y echarle tiempo».

Rucu rucu, Nombre de canción, Pegatina, Chavalita, Invierno, Nada más

«Soy cancionista, me gusta decirlo así, compositor me suena muy pomposo, a Tchaikowski, a Bach, a eso, y lo mío son las canciones, el formato de tres minutos y medio, contar una historia o unas sensaciones en ese tiempo. Estilísticamente, me muevo entre el pop y el rock, decir rock parece que mola y viste mucho, pero no tengo miedo a la palabra pop, hay canciones y artistas de pop que me gustan tanto como los de rock, me muevo entre esos dos extremos, a veces me salen canciones más rock y a veces más pop y estoy feliz con ello».

Y lo que también le sale mucho a Rubén Pozo son las historias de amor y desamor. «Hasta que los farmacéuticos, los químicos o los investigadores no encuentren una receta para el mal de amores creo que vamos a seguir teniendo trabajo los compositores de canciones. Es una de las maneras más recurrentes de aliviarte el picor, ese que no sabes muy bien dónde tienes que rascar y de dónde te viene, y es verdad que en el mundo hay muchas canciones de amor y de desamor, pero creo que es de la formas más bonitas de glorificar uno o de paliar los efectos destructivos del otro».

«La buena música es buena para todo. Decía Jimi Hendrix que quería hacer música tan perfecta que curara enfermedades y lo que parece una fantasmada o una metáfora a mí no me lo parece tanto, creo que una cosa muy bien hecha es buena para el mundo y para la gente y en estos momentos tan delicados que estamos atravesando como país lo último que puede faltar es música», sentencia Rubén Pozo y guía la conversación hacia esa maquinaria cada vez más renqueante que mueve la música.

La mitad de Pereza y de Buenas noches, Rose pone los pies en el suelo para trazar su dibujo de estas vacas flacas.

«Se nota como en cualquier sector. Aparte de la crisis general, la industria musical ya venía arrastrando una personal derivada de las descargas ilegales y de que el formato se ha acabado, pero hay que tener un poco de conciencia social, bajar los precios... Desde mi humilde opinión, creo que el Gobierno está tratando que nos quedemos en casa, tranquilitos, sin molestar, que calladitos estamos más guapos, y yo animo a la gente a que vaya a conciertos, salga a la calle y se deje oír. A eso vamos a Burgos. Estás muerto cuando empiezas a sentiste muerto, cuando te rindes, y ahora estamos vivos», expone este artista que aclara que con este proyecto personal no quiere hacer olvidar su vida anterior junto a Leiva.

«Es imposible. Estuvimos doce años haciendo canciones, sacando discos, dando conciertos y dejamos un legado maravilloso, de noches inolvidables encima de las tablas. Pereza es parte de mi vida y la defenderé siempre a muerte, estoy muy contento y satisfecho de todos sus logros». Amén.

... saldrán de su guitarra y salpicarán la noche de rock y pop, pop y rock...

 

A.S.R.