Un artista sin telarañas en las costuras

La primera nota de muchas de sus canciones mueve el pie de quien las escucha sin remedio. Kiko Veneno es uno de esos artistas omnipresentes en la banda sonora de muchas generaciones. Quienes lo han escuchado en directo repiten plato. Café y dos tazas. Se suben en su Mercedes Blanco para llegar a la feria de ganado, acompañan a Lobo López el día que se encontró con su amada y la dijo que la echaba de menos, echan de menos la cama revuelta, ese zumo de naranja y las revistas abiertas, vienen con los ojos brillantitos como los de Joselito y se beben tres botellas de cocacola llenas de vino de Chiclana... En un Mercedes blanco, Lobo López, Echo de menos y JoselitoSe cumplen veinte años de su publicación y Kiko Veneno ha emprendido una gira para celebrarlo que parará el sábado en El Hangar (23 horas, entrada: entre 13 y 23 euros, con entrada plus de 40 euros que se venden solo de forma anticipada e incluye consumición, zona VIP y encuentro con el artista).Los temas de Échate un cantecito rodarán por el escenario para despertar sentimientos de noches de cigarrillo y ron en la calle, de palmas y rumbeos a orillas de la playa, de desamores curados con una guitarra en la mano... Será una velada para la nostalgia y para el regocijo, para sentirse superhéroes de barrio y reír y llorar.Kiko Veneno no se sube a la furgoneta solo. Está recorriendo un buen puñado de ciudades en compañía de una banda compuesta por Raúl Rodríguez (guitarra y tres), Juan Ramón Caramés (bajo y contrabajo), Jimmy Glez (batería), Anabel Pérez (piano y coros), Ana Gallardo (coros y percusiones), Charlie Cepeda (guitarras) y Ráfaga (percusión).El álbum por el que público y artista brindan en el escenario supuso un hito en la carrera de este artista nacido en Figueres (Girona) en 1952, pero con una infancia jugada en tierras andaluzas. Supo abrirse paso con su flequillo cano y alborotado en la música en los años setenta, moviéndose entre las aguas del rock y el flamenco. Tras sus primeros pasos con Raimundo Amador, emprendió su camino en solitario. Seré mecánico por ti (1982) fue su disco debut y Pata palo una de las canciones que subió el volumen y encendió los focos hacia él. Llegó tras una etapa al frente de un chiringuito en una pueblo gaditano. La calle ya se dejaba sentir en sus letras, corría por ellas con una alegría pizpireta e iba a dar pie a nuevos discos. La senda volvía a pedirle a él. Los aplausos le guiaban.Aparecerían después Si tú, si yo, Pequeño salvaje, Veneno, el mencionado, aplaudido y coreado Échate un cantecito, Está muy bien eso del cariño, dos recopilatorios (Puro Veneno y Un ratito de Gloria), Gira mundial (editado solo por internet), El hombre invisible... son algunas de las canciones míticas incluidas en Échate un cantecito, un disco también legendario que marcó un antes y un después en la trayectoria de este artista que colaboró con uno de los grandes, Camarón de la Isla.