Una exposición reunirá las tiras de 'Forges' que aluden al Orfeón

 A.S.R. / Burgos

Caía la noche fría en la ciudad y por fin Antonio Fraguas Forges aparecía por ella tras verse obligado a suspender anteriores citas. Emergió por el puente de San Pablo escoltado por capas castellanas, con su figura menuda y sus ojos vivarachos, que, seguramente, irían observándolo todo sin perder detalle. Y es que sus viñetas son el reflejo de la realidad como demostró en la posterior charla que avivó con varios ejemplos y comentarios a pie de página que azuzaron las risas en una de las charlas más divertidas que se recuerdan en el solemne Salón de Estrados de la Diputación. Pero el humorista había acudido allí para recibir la distinción de Socio de Honor del Orfeón Burgalés, que aparece en cincuenta de sus viñetas.

Pero antes de la entrega del galardón materializado en una escultura de la Catedral, el vicepresidente de la entidad centenaria, José Antonio Pereda, se quiso cobrar el premio. Tras cantar las bondades del historietista, como dijo que le gusta que lo llamen, le pidió dos cosas de cara a la celebración de los 120 años del Orfeón Burgalés: una viñeta alusiva al cumpleaños «cuando quiera» y que les hiciese llegar las cincuenta tiras cómicas en las que está presente la formación. La idea es reunirlas en una exposición que formaría parte del programa de actos del aniversario.

El aludido asentía sentado al lado del presidente de la asociación, Emilio Miguel Amo, y el director de la masa coral, Juan Gabriel Martínez. Cuando tomó la palabra no desveló si, cual Aladino, cumpliría los deseos del vicepresidente.

Pero sí agradeció el galardón. Y sonó sincero. «Es muy importante porque mi afán secreto es ser miembro de un orfeón», reconoció y admitió que a él le hubiera gustado ser nombrado Barítono de Honor, «pero no ha podido ser». Y es que, contó, casi todos los dibujantes cuando trabajan cantan, silban o tararean. Estas confesiones dieron pie a la charla prometida trufada por viñetas suyas, salpicadas por trucos revelados, anécdotas personales, secretos de algún famoso al descubierto y hasta onomatopeyas. Consiguió arrancar carcajadas y también acercarse con humor a una realidad cotidiana que a veces pasa desapercibida. No descubrió, sin embargo, quizás lo hiciera al final, por qué eligió al Orfeón Burgalés como protagonista de algunas de sus historietas. Pereda aventuró que quizás haya sido influencia de su secretaria, Gloria García, burgalesa de pro.