Había una vez un escenario que tiritaba

A.S.R. / Burgos

Había una vez un flamante edificio, una caja de cristal gigante, con un escenario enorme y con toda una ciudad pendiente de sus posibilidades. Todos estaban expectantes con las grandes oportunidades que brindarían esas tablas. Todos tenían curiosidad por ver hasta dónde podría llegar su equipamiento técnico. Este relumbrón que destellaba por todas partes atrajo las miradas de The Imperial Ice Stars, que lo eligió para el estreno nacional de El Cascanueces sobre hielo.

El primer capítulo de este cuento habla de una instalación técnica apabullante y su relato comenzó ayer. El segundo episodio arrancará esta tarde con la primera de las cuatro funciones que saldrán a escena de este clásico sobre hielo con música de Tchaikovsky. El fin lo tendrá que poner el público con... sus aplausos.

Las primeras páginas se escribieron ayer. Hablan de una noche fría en la calle Burgense. Las puertas del muelle de carga del Fórum se abrieron de par en par. Dos cámaras frigoríficas retaban las bajas temperaturas. Un monstruo de cables rondaba la entrada. Lo inundaba todo y guiaba al visitante hasta el gran escenario. Son los kilómetros y kilómetros de tuberías que se extienden sobre la escena     -perfectamente protegidas por una telas impermeables- y forman una piscina de 15x15 metros, con toneladas y toneladas de hielo picado.

Al mando de esta nave se encuentra Luis Drake. El director técnico apunta que esta instalación en una infraestructura nueva como el Fórum es casi, casi pan comido. «No todos los teatros pueden acoger este espectáculo. Trabajar aquí con todo nuevo es muy cómodo», dice.

El capitán, con sorna, revela lo que él denomina secreto de sumario: «Es muy sencillo. Es un congelador gigante, como el que cualquiera puede tener en casa. Nosotros, en vez de poner barritas de merluza, ponemos una pista de hielo. Tenemos dos máquinas en el exterior, tienen unas bombas con las que inyectamos un líquido anticongelante por esas tuberías. Sobre estas, con el líquido a -12 grados, metemos hielo para acelerar el proceso de congelación y echamos agua y pulimos para que quede una superficie practicable. Una persona se quedará toda la noche trabajando por ello».

Revela el jefe que durante el intermedio, durante solo tres minutos, la gente verá cómo trabajan los operarios sobre esa pista de hielo...

El escenario tiritaría de frío anoche más que nunca. Pero tendrá su recompensa. Hoy (18.30 y 22 horas) y mañana (17 y 20.30 horas) sentirá el calor de una niña llamada Marie, que vive mágicas aventuras con su muñeco Cascanueces.