El Correo de Burgos

Escuela Municipal de Teatro / Vigésimo quinto aniversario

Descafeinado con doble de orgullo

La crisis obliga a una pobre celebración cuyo programa se está ideando. Su director afirma que vale la pena recordar que el 18 de enero de 1988 se abrió este centro

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

La crisis general y la particular que atraviesa la Escuela Municipal de Teatro obliga una pobre celebración del vigésimo quinto aniversario de este centro abierto el 18 de enero de 1988. Pero la realidad no achanta a su director, Jesús Sanz, que reivindica la importancia de la efeméride por sí, porque ella lo vale, aunque no vaya acompañada de confeti y brillantina.

«Esta edad no se cumple todos los años. No quiero pensar si llega en el mejor o en el peor momento. Son 25 años que nos hacen estar orgullosos de esta escuela, que durante este tiempo ha dinamizado el teatro en la ciudad», expone el responsable, que vivió en primera persona su puesta en marcha junto a su predecesor, Fernando Quintana, y el todavía profesor Juan Luis Sáez, entre otros que ya dejaron estas aulas.

Sanz recuerda con satisfacción cómo aquel embrión ha crecido y ha dado sus frutos. «Han salido autores, escenógrafos, actores, actrices... Tenemos gente en Madrid, aquí en el Centro de Creación Escénica La Parrala... 25 años dan para mucho y eso es lo que nos hace estar orgullosos. Los alumnos son los que prevalecen», sentencia y prefiere dejar al margen la crisis, aunque impida una fiesta con el boato que se desplegó en el vigésimo aniversario, con tarta y velas incluidas. «No queremos victimismo, es un tiempo que nos toca a todos vivir», zanja.

Con todo, las ideas para esta celebración bullen y se desarrollarán a lo largo del curso. Habría que buscar hueco a un encuentro entre antiguos alumnos y alguna otra cita en la que el teatro sea el auténtico protagonista.

Jesús Sanz ha tomado este curso las riendas de la Escuela Municipal de Teatro, ubicada en el Centro Cultural Francisco Salinas, después de un inicio bastante convulso. El IMC recortó más de un 60% la subvención que les venía dando y su continuidad peligró. Finalmente, con la reducción de sueldos de los profesores y la subida de matrículas -que pasan de las 200- se salvaron los muebles y la continuidad parece garantizada.

«Ha sido un año malísimo, pero estamos saliendo y apuesto por el seguimiento. Nosotros vamos a hacer todo lo posible. Los esfuerzos que se nos han pedido nos están sacando de órbita y produce en algunas de nuestras familias agujetas, pero ahí estamos porque el proyecto continúe y la ciudad siga contando con lo que ha tenido durante estos veinticinco años», expresa Jesús Sanz a modo de deseo en un imaginario soplado de velas.

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