El Correo de Burgos

PUBLICACIÓN

El libro nacido de un amor del bueno

‘Antológicamente II’, el volumen que Bernardo Cuesta Beltrán preparaba antes de su fallecimiento, llega a las librerías por el empeño de su mujer, Cruz Alonso. Se presenta el 29 de mayo en la Polisón

-

-

Burgos

Creado:

Actualizado:

A.S.R. / BurgosAunque procede de una familia de fotógrafos y toda la vida ha estado rodeada de ellas, el salón de Cruz está desnudo de fotos. No necesita ver a Bernardo para sentirlo cerca cada minuto y cuando urge consuelo acude a sus poemas. A los muchos inéditos que guarda la memoria de su ordenador aunque nacieran en un rincón de la Bodega Marcos, con su vino y sus cacahuetes, y que ahora salen a la luz en Antológicamente II, una selección de veinte poemarios que recoge los versos escritos entre 1990 y 2005 por Bernardo Cuesta Beltrán, fallecido el 26 de enero de 2012.El volumen, que se presenta el 29 de mayo en la Sala Polisón del Teatro Principal (20.30 horas), es fruto de la ilusión y del amor de Cruz y del empeño del periodista Rodrigo Pérez Barredo, prologuista y coordinador de la edición, diseñada por Marta San Martín.«Son cosas que tú piensas, que las tienes en mente. Era muy poco conocido poéticamente, y me daba pena. Por él no, porque le daba igual. Nunca tuvo interés por publicar, con escribir lo que en ese momento sentía daba por finalizada su tarea, el sentido de trascendencia de lo suyo no lo ha tenido nunca. Él no tenía esa necesidad. Yo sí, pero no tenía capacidad de hacer nada y llegó Rodrigo, y se me ofreció de una manera tan maravillosa y altruista...», recuerda Cruz.Cuando ya estaban con las manos en la masa, apareció la antología que ahora se publica. Bernardo la estaba preparando como tantas otras inéditas. Y terminaron el trabajo que él empezó. Cruz lo envolvió con una de sus pinturas, con las que, recuerda, Bernardo siempre fue muy crítico y muy certero. No había jabón que valiera.Él a ella nunca la pedía opinión, pero siempre, siempre, cada día le dejaba el poema escrito sobre la mesa. No hacía falta decir nada. Ella lo leía. «Quizás recuerdas más los últimos años que los primeros, pero todo lo que leía me daba una sensación de tristeza. En su última etapa parecía que estuviera en un sitio alto y viera desde allí su recorrido», ilustra.«El siempre ha tenido otro plano de vida. Para él lo importante era la proximidad del ser humano, era tan importante como la poesía. Era auténtico. Yo le conozco como nadie porque le he vivido como nadie. Ha sido un ser generosísimo con cualquiera. Su tiempo era del que le elegía», añade.Más de cincuenta años juntos avalan estas palabras y la presencia pertinaz de Cruz en sus poemarios las atestiguan.Su historia de amor, nacida de un flechazo cuando eran adolescentes y caminaban Espolón arriba, Espolón abajo para encontrarse, corre por estas páginas y ahora provocan una risa alegre a Cruz y una chispa pícara en sus ojos.Te busqué libremente. En la cola de un cine. / Tomando el aire fresco con sabor a domingo / de calcetines blancos y un cesto de ilusiones... (Te busqué libremente, de Vivir para contarlo, 2003).También aparecen los amigos. Los poetas que compartieron musas con él, pintores, teatreros, artistas varios... Y sobre todo la condición humana. Una reflexión continua.«Este libro es un abrazo cálido, es la presencia viva del poeta que jamás dejó de escribir; el poeta que nunca se dio por vencido, el hombre sencillo y machadianamente bueno que quiso hablar con Dios, que elevó al hombre digno, que celebró la amistad, que siempre creyó en el amor y luchó por un mundo más habitable y justo», escribe Pérez Barredo en el prólogo.Bernardo le guiña un ojo desde el particular parnaso en que se ha convertido Antológicamente II: (...) De corazón pacífico, no busco la pelea / no me saca de quicio mi natural talante, / pero, ante la injusticia, mis nervios se desatan / y, peligrosamente, trueno beligerante. / De la gente, me importa su destino / en la tierra, / su peripecia humana. Nada me deja frío. / Me alimento de todos, y de sus labios bebo / alegre, casi siempre, mi ración de utopía. (...).

tracking