El Correo de Burgos

VERANO DE ORO PARA LA FORMACIÓN MUSICAL

Una caja de música de sol a sol

El Burgos International Music Festival mete a 70 alumnos y 30 profesores de distintas nacionalidades en Las Bernardas en un exhaustivo programa de clases, ensayos, conciertos... y visitas turísticas

-

-

Burgos

Creado:

Actualizado:

A.S.R. / BurgosEl piano se escapa por la ventana de arriba, el violín asoma por la de abajo, el chelo suena a la derecha, la viola parece tirarse por la izquierda... El antiguo Conservatorio de las Bernardas se ha convertido desde el lunes en una caja de música multicultural. No hace falta darle cuerda. Las melodías suenan de sol a sol. Tan intenso es el Burgos International Music Festival (BIMF). 70 alumnos de Estados Unidos, Rusia, Israel... están inscritos en este encuentro que cumple ocho años meciendo a la ciudad. Dos semanas de ritmo frenético con clases particulares y en grupo, ensayos y conciertos. ¿Alguien da más?El interior es como una colmena repleta de celdas donde todo el mundo trabaja. Detrás de la insonorizada Aula Gonzalo Arenal se encuentra Estella Sun. Estudia en el Conservatorio Público de Houston (Texas). Practica ella sola con el violín. Unos minutos después llegará Brittany Xiao a buscarla. Es la hora de comer.Desde esta ciudad norteamericana han llegado cinco alumnos. Como pasa a la mayoría de los inscritos, son sus profesores los que los arrastran. Solo tres días después de su inicio ya están encantadas. Con las clases y con la ciudad. El poco tráfico, la amabilidad de la gente       -para que luego digan...- las calles peatonales y la abrumadora presencia de monumentos antiguos sorprenden a estas chicas de 14 y 15 años, que ven Burgos como un lugar ideal para tocar el violín con tranquilidad. No es la primera vez que visitan Europa. Pero antes lo habían hecho de vacaciones y con la familia. Ahora están solas. Ellas no se han traído a padres ni hermanos hasta la cuna del Cid, aunque otros compañeros sí lo han hecho multiplicando la presencia norteamericana por las calles. Es el caso de Diego Barrera, que sube pizpireto las escaleras del antiguo edificio de las Bernardas. Tiene nueve años, es neoyorquino y habla un perfecto español. «Gracias», dice cuando se le piropea por ello y explica que su padre es cubano y sus tías colombianas.Toca el piano desde hace dos años porque, dice, se le pueden encontrar muchos ritmos. Le gusta mucho la música, las clases y la ciudad. «¡Es muy bonita!», suelta expresivo. Ahora está con su abuela y en unos días se los unirán sus padres y sus hermanos.El BIMF tiene este año una novedad importante: presencia burgalesa. La apertura del Conservatorio Profesional Rafael Frühbeck y, sobre todo, su profesor Daniel Lorenzo, ha arrojado a sus alumnos a sus brazos. Siete de violín, viola y chelo suben y bajan estas internacionales escaleras.Samuel Sedano y Miguel Álvarez son dos de ellos. El primero quiere intentar hacerse un nombre en este instrumento, como profesor o como intérprete. Para el segundo, de momento, es una afición, aunque no se cierra ninguna puerta.Los dos están encantados porque, aunque el horario y las clases son exhaustivas, están aprendiendo mucho de los profesores, también de distintas procedencias, la mayoría de Norteamérica y de Europa del Este. «Es una buena oportunidad», convienen ambos, que también aluden al bolsillo. Les sale por menos de 300 euros.Este intercambio cultural forma parte de la filosofía del Burgos International Music Festival, creado hace ocho años por los músicos David Kriegger (chelo) y Efren Briskin (piano). Ellos habían impulsado el Summit Festival en Estados Unidos, España los enamoró y Burgos, también.También fue un flechazo lo del pianista judío norteamericano Adam Kent y la música española. Una vez vio tocar a Alicia de la Rocha y se convirtió en su ídolo. La búsqueda de sus raíces le guio hasta la piel de toro. Su primera visita a Burgos fue para dar un concierto en 1985. «Nunca supe que iba a regresar. Fue una coincidencia muy feliz», anota.Y es que integra el claustro de profesores desde la primera edición y cada verano se trae a algunos de sus alumnos para que no se pierdan los encantos de una ciudad que le fascina. Cree que tan importante es afinar sobre el pentagrama como por las calles para empaparse de la cultura en el «corazón de Castilla».Si hay un culpable de este bonito romance es Ricardo Porres, coordinador del programa en Burgos. Se entusiasma al hablar de este y lamenta que no acabe de cuajar en la sociedad burgalesa. Cree que si tuvieran el respaldo de un mecenas las cosas cambiarían y desde aquí se insinúa.Israel y el estreno mundialA pesar de estas carencias, las sorpresas se suceden en esta gran caja de música. A bote pronto, alguien te para en el pasillo e informa de otro de los grandes momentos que se vivirán durante estos días: un estreno mundial.La alfombra roja se extenderá en Las Bernardas para la interpretación de una nueva pieza del compositor Nimrod Borenstein a cargo del dúo serbio formado por Dragan Radosavievich (violín) y Sandra Belic (cello).Ricardo Porres anota un tercero: la presencia del embajador de Israel, Alon Bar, en el concierto del lunes en la Catedral. La orquesta de cuerdas del BIMF interpretará a Schubert y en ella asoma el israelí Urian Tutter, que agota las horas con su chelo y ha llegado a Burgos arrastrado, ¡cómo no!, por su profesor. No para ni para comer. El espectáculo debe continuar en este gigante musical.

tracking