El Correo de Burgos

El poder de convocatoria de Ignacio del Río sigue creciendo

La sociedad burgalesa acompaña al pintor burgalés en su tradicional cita con su tierra

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Burgos

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MARTA CASADO / Burgos

Nadie quiso faltar a la tradicional cita de Ignacio del Río con su tierra. Cuando empiezan a sonar villancicos y las calles se engalanan de luces, un abrigo largo, un sombrero y un hombre aparentemente despistado de pelo blanco se cuela en el Arco de Santa María.No lo hace a escondidas, sale y entra por la puerta grande como los toros que protagonizan sus lienzos. Lo hace por méritos propios y siempre arranca su quincena de la tierra con un gran apoyo.

La inauguración ayer de su nueva muestra en Burgos es un ejemplo del poder de convocatoria del pintor burgalés. Más de 200 personas llenaron la sala para ver de primera mano con qué sorprendía el genio. Sus pinturas abordan los clásicos que tanto gustan a sus paisanos. Los gallos, los toros, bodegones, sus puertos de mar y sus barcos... «Yo a mi pueblo lo quiero muchísimo, amo mi tierra y aunque esté aquí y allá siempre vuelvo», reconoce.

Este año la sorpresa la aportan los exóticos árboles de La Habana que también visitó a lo largo de su periplo vital. Presenta un quinteto de flamboyán, un peculiar árbol cuyas hojas mudan del color rojo al blanco y al amarillo. Un poco como del Río que logra con un discurso rebelde y crítico contra todo y contra todos reunir a la plana mayor de la sociedad burgalesa.

El pintor se sintió arropado y feliz. Sus recreaciones del árbol cubano gustaron por ser un crecimiento personal del pintor en el otoño de su creación. Texturas, colores, cambios de luz. La mente creativa de quien pinta lo que vive y lo que siente sigue evolucionando. Nunca se ha estancado. En permanente búsqueda de si mismo. En un viaje que siempre tendrá una parada: la del Arco de Santa María.

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