Una voz imprescindible
Elena García Quevedo presenta hoy en el Museo de la Evolución su último libro. En él recoge testimonios de abuelos para conectarnos con lo esencial de la vida
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MARTA CASADO / Burgos
«Conscientes de ser los últimos en conocer ciertos usos de manejo de la tierra y de que en cualquier momento podrían morir, algunos de ellos escribieron un manuscrito sobre herramientas y costumbres, plantas medicinales, piezas de molinos o fuentes; todo aquello que consideraban un saber que habían aprendido de sus mayores y nadie más que ellos recordaba». Así presenta la escritora y guionista burgalesa Elena García Quevedo su último libro La voz de los sabios (Ediciones Luciérnaga) que se presentará hoy en el salón de actos del Museo de la Evolución a partir de las 20,15 horas.
En la publicación se reúnen los testimonios de abuelos y abuelas cuya vida ha sido un viaje de superación. Que viven alejados de la tecnología y observan como las nuevas generaciones han perdido su conexión vital con la Tierra y la Naturaleza. Algo que las poblaciones han heredado de los antepasados y cuyos últimos conocedores temen que se pierda. El libro es un canto a la recuperación y mantenimiento de la memoria ancestral del respeto a la tierra y la sabiduría de la vida.
Durante la presentación, que será abierta y gratuita, se proyectarán fotografías y se tratará de abrir una tertulia para conocer a fondo el libro y trasladar las claves para entender el pasado y la supervivencia de la especie en el futuro. Elena García Quevedo es periodista y guionista freelance. De origen burgalés, trabajó como corresponsal en Oriente Próximo para la cadena Ser. También es una autora de la obra teatro El olor del café, coguionista de películas como Invierno en Bagdag o Invisibles y autora de la novela La voz de la tierra y la mujer chamán.
La presentación estará ambientada con la voz del corazón. Es el nombre que identifica a la artista croata Jazmina Petrovich, cantante cuya voz «crea puentes entre culturas y gentes», según reflejan desde el Museo. Jazmina Petrovich ha desarrollado a lo largo de su carrera una capacidad interpretativa inusual para lograr que el espectador cambie y pase de la nostalgia a la alegría que demostrará mañana.