El Correo de Burgos

La dulzaina toma Burgos

Más de 150 dulzaineros de toda España se han reunido en la ciudad para celebrar su día. Ya son 28 años en los que el desfile por las calles del centro permite recuperar la tradición de dianas y pasacalles

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Burgos

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MARTA  CASADO / Burgos

Su sonido es inconfundible y suele ir acompañado por el tambor. Ella y quienes la acarician con cada nota fueron ayer protagonistas en Burgos. La trompa, pitu o gaita fue la reina de las calles del centro de la ciudad. Los sonidos tradicionales de diana o pasacalles a ritmo de dulzaina y tambor retumbaban entre las vetustas piedras de los edificios más antiguos y alegraban la mañana a cientos de paseantes.

Tras el tradicional pasacalles encabezado por la gralla, tavalet o pita el encuentro se traslado desde la tarde al Conservatorio de las Bernardas para un concierto de cada uno de los grupos participantes en la vigésimo octava edición del Día del Dulzainero.

La música tradicional se mantiene viva en la calle pero también se ha trasladado al conservatorio y a los escenarios. «Los dulzaineros y personas que trabajamos con la música tradicional no sólo hemos recuperado el repertorio clásico de antaño sino que también se ha fusionado su sonido con ritmos modernos en música folk, con saxos o con sintetizadores, violines o zamfones... La tradición de la dulzaina creo yo que está completamente recuperada» afirma el organizador del evento, Miguel Alonso.

El encuentro, ya tradicional en el gremio, permite reunir a los Amigos de la Dulzaina de Burgos, a los integrantes de la Escuela Municipal de Dulzaina y a los Dulzaineros de Capiscol. Ellos actuaron de anfitriones para los músicos del grupo A por ellos de Cuéllar (Segovia), Alberto Jambrina y Pablo Madrid de Zamora, Bozainas del Juncu de Cantabria, Dulzaineros de Campos (Palencia), Escuela de Folklore de Plaza Castilla (Madrid) y los Gaiteros de Soria. Todos ellos, más de 150, se unieron para «pasar un día entre compañeros, un encuentro para comprobar nuestro día a día y confraternizar».

El día que arrancó con un pasacalles de unión por el centro y siguió con un espectáculo individual en el que cada agrupación tocó tres o cuatro piezas de su repertorio propio en Bernardas.  La jornada terminó en la Casa de las Musas con el concierto de Hermanos Cubero integrados en el ámbito de la música folk y más moderna en la que también se incluye este instrumento tan típico.

Una jornada que sirvió para homenajear a José María Silva. El dulzainero palentino falleció el pasado mes de septiembre y que fue impulsor de agrupaciones como Los dulzaineros de Campos, la banda Alto Riesgo, el grupo de folk Almacántaro o el de música medieval Charamella.

Un trabajo el de Silva como el de tantos otros que arrancó a finales de los 70 cuando este instrumento tradicional estaba casi a punto de desaparecer. Poco a poco se pusieron en marcha con esfuerzo y tesón las Escuelas de Dulzaina y empieza a resurgir. «Antes había 5 ó 6 dulzaineros en toda la provincia de Burgos ahora hay como 150, hay uno en cada localidad y no hay fiesta donde estén presentes en el toque de diana, en las procesiones, en el pasacalles», afirma Miguel Alonso que es uno de los organizadores de este festival en Burgos donde cada año se reúnen para reivindicar nuestro instrumento centenario.

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