El Correo de Burgos

TEATRO

Dos historias de contradicciones y frustraciones

Marta Luna y Angélica Gago llevan 'Manual del idea de mujer (blanca) y 'Paco...', respectivamente, el sábado a la sala de ensayos del Fórum

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Burgos

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A.S.R. / BurgosTiene llagas en las manos y moratones en los antebrazos. Es el precio que Marta López paga por ver la vida desde el aire. Sugiere que está mayor para volar, pero sus ojos la desmienten. El circo la vuelve loca. Ahora deja a un lado la troupée de Tiritirantes para embarcarse en una aventura sola. Marta Luna dibuja Manual del ideal de mujer (blanca). Estos días comparte el gimnasio de La Parrala con Angélica Gago, que se esconde detrás de Margarito & Cía. Una flor, una lámpara, armarios de otra época, radio de otro momento... En este hábitat se convierte en la mujer protagonista de Paco..., montaje, que, aclara, no tiene ayuda Crea de Caja de Burgos como se ha dicho, con el que ha cumplido su necesidad de dar un paso adelante en su carrera y afrontar un papel dramático.Estos dos espectáculos, estrenados el pasado mes de septiembre, ocuparán la sala de ensayos del Fórum Evolución el sábado dentro del ciclo Arte y mujer de la Fundación Caja de Burgos.Manual del ideal de mujer (blanca) y Paco... son dos reflexiones personales. Nacen de sendas necesidades interiores de sus creadoras.Marta Luna se cuestiona los estereotipos de mujer, sin llegar a ninguna conclusión, pero sí pone encima de las tablas a esa mujer obsesionada por convertirse en lo que la sociedad espera de ella. La mujer que ansía la perfección estética, la que persigue el aplauso profesional, la adulta con síndrome de Peter Pan que se da cuenta de que las niñas de las películas Disney no existen... Es, dice, la mujer atrapada en una espiral, que se mueve entre los estereotipos y la necesidad de liberarse de ellos.(Carola Martínez dirige este montaje y mete baza: «Los estereotipos son los que la sociedad, familia y amigos esperan de la mujer, que son modelos inexistentes que frustran a los seres humanos y nos impiden realizarnos. Al final se produce una catarsis en el que la mujer se desprende de ese lastre»)Paco... se fija igualmente en una mujer frustrada, en una señora que ha respondido a lo que esperaban de ella, un matrimonio, una casa, una sumisión, y que un día, también, dice basta. Su marido no llega, y no llega... y ella emprende un viaje interior. «Se suelta los lastres que le han marcado y empieza una nueva vida», anota Margarito, que lanza un mensaje positivo: el cambio siempre es posible.La frustración, el querer y no poder, el poder y no querer, atrapa a la protagonista de Manual del ideal... Mientras que la de Paco... se mueve entre la contradicción y la desesperación, un vaivén entre los buenos y los malos momentos con ese marido que no llega y una lucha constante por olvidarlos y empezar de cero.Y si fuera un hombre...¿Podría un hombre ser el protagonista de estos montajes? Marta López asiente, Margarito niega. La primera apunta que incluso se plantearon esa posibilidad. No querían que fuera excluyente. Pero pronto se dieron cuenta de que no podía ser. «Al final, si lo interpreta una mujer y lo sientes como tal expresas cosas desde la perspectiva de la educación de una mujer», observa.(«La sociedad también encorseta a un hombre, la cultura, la educación o la religión, pero son otras cosas y perfectísimamente se podría hacer un espectáculo. Dame un hombre acróbata y lo hacemos»)Paco... no. «El hombre nunca ha tenido que lavar, fregar, planchar durante todos los días de su vida. No hay opción. Nunca ha estado en casa. Sería otro escenario, otra temática y otra época», arguye Margarito. Muchos cambios. El hombre no tiene nada que decir en esta obra. Otra cosa será, dice, cuando sea Paqui..., que será.¿Son obras feministas?«No me gustaría que la gente lo viera así», responde rápido Margarito, quien cree que el mensaje final, el de que siempre es posible un cambio, es universal. «Evidentemente hay un guiño a la mujer porque lo somos y es mejor hablar de esos sentimientos», ilustra.«Es que el concepto feminista no está claro», se cuela Marta Luna y añade que Manual del ideal... sí es feminista en el sentido que ella lo entiende. ¿Cuál es? «Para mí el feminismo es llegar a que tanto mujeres como hombres no nos sintamos encerrados en un estereotipo o rol y esta obra sí lo es. El feminismo puede ser antipatriarcal, que rechaza una sociedad en la que siempre ha dominado el hombre, pero no a este como individuo», reflexiona la intérprete.(«No es un discurso que busque aleccionar a nadie, no es feminista en el sentido castrador del hombre»)Espejito, espejitoManual del ideal de mujer (blanca) tiene mucho de Marta López. Lo dice ella, pero se guarda qué. «No te lo voy a contar», se ríe. Hay mucha inspiración en su vida, pero prefiere no dar pistas. Nada hay en cambio, salvo sus sentimientos como mujer, de Angélica Gago en Paco... Es otra época, una situación de maltrato y de dependencia que ella no ha vivido. Tampoco lo ha tenido cerca. Pero necesitaba hablar de ese tema, quería profundizar en él. No hay otra explicación.«Tenía necesidad de hacer algo más personal, aunque fuera menos vendible, y por eso hay mucho mío», reanuda Marta López y cree que como esas mujeres a las que da vida en las tablas, a veces la necesidad de pertenencia a una sociedad te empuja a hacer cosas que no compartes.(«Siempre en escena las verdades son del actor, aunque esté en la piel de un personaje. Es inevitable que esté lleno de ellas»)Bandera de artista y mujer¿La artista mujer aún tiene que decir aquí estoy yo? ¿Tiene que demostrar más? Ambas convienen en que no. Pero Marta López advierte de que, aunque las sociedades occidentales hayan avanzado, la mujer lo sigue sufriendo en otras latitudes. «Está bien recordar de dónde venimos», apostilla convencida del papel que jugó el Día de la Mujer cuando no se había convertido aún en una jornada comercial.

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