Leyendas en la puerta de embarque

A.S.R. / BurgosEl buen puñado de coches aparcados en la entrada hace pensar en un aeropuerto en ebullición. Desilusión. Sus propietarios ya volaron. Solo una chica transita por el vestíbulo. No lleva maletas y no luce la sonrisa de quien se va de vacaciones. Solo espera a un operario que trajina en la pista con un avión. ¿Hay alguien más? Sí. Confundidos entre paneles apagados, carteles que invitan a volar y alguna máquina de chucherías aparecen ellos. Veintidós de los artistas más importantes del siglo XX y XXI, protagonistas de una exposición de obra gráfica que se puede visitar en este espacio hasta el 15 de julio (de 11 a 17 horas).El plantel de creadores representados ya es para cuadrarse.Una litografía de Mompó, junto a un aguafuerte de Guinovart dedicado a García Lorca. Al autor de Poeta en Nueva York también homenajea Eduardo Naranjo. Entre uno y otro está la reconocible huella en blanco y negro de Chillida y el esencial Antonio Saura. Un aguafuerte de Antonio Tàpies, Serp i creu, apura este primer panel.La segunda cara del cubo donde se exhibe esta exposición abraza al Equipo Crónica (Barroco español), a Andreu Alfaro y su minimalista interpretación de Las tres gracias, a Antonio Clavé y a José María Sicilia.La colorida Noche de Navarro Baldeweg sigue a Wilfredo Lam y precede a un aún joven Miquel Barceló, que presenta una punta seca y collage de 1986. Junto a él, sendas serigrafías de Eduardo Arroyo, que ya en 1991 animaba en rojo a España, y Manuel Millares. José Guerrero, José Manuel Brotto, Roberto Matta y Juan Genovés son los siguientes en la lista.Y el pasaje se completa con Pablo Picasso y el aguafuerte Escultor y modelo, técnica que también utiliza Hernández Pijoán en su Flor I, y con una serigrafía de Eduardo Úrculo, con una suerte de despedida en clave de sombreros.Estas veintidós piezas pertenecen a la Colección Aena de Obra Gráfica y dibujan una instantánea del grabado entre 1933 y 1998 y al mismo tiempo reivindican este arte que el público aún considera hermano menor de la escultura y la pintura.El hecho de que los grandes artistas del siglo XX y XXI español se entregarán a él constata que es una disciplina a tener en cuenta y que puede volar por sí sola. Ningún escenario más adecuado que un aeropuerto para ese simbólico despegue, aunque con los pies en el suelo, el de Burgos se antoje un lugar poco propicio a tenor de los pocos viajeros que lo transitan y lo alejado que está del mundanal ruido.