El Correo de Burgos

UN VERANO DE LIBROS / Carola Martínez

«‘Cien años de soledad’ me hizo volar a dimensiones desconocidas»

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Burgos

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A.S.R. / BurgosArrebatadora, pasional y decidida como la Lady Macbeth que lleva tatuada en el antebrazo, Carola Martínez se bebe el teatro con ambición, se tira al escenario sin red y despliega los papeles de su vida en el patio de butacas.Pregunta- ¿Qué libro nunca sacaría a escena?Respuesta- La Biblia. Es muy larga para resumirla y me dejaría los ojos.P.- ¿Cuál se llevaría a un festival de teatro clásico de verano?R.- Medea, que sería ideal para imbuirme en el género.P.- ¿A qué personaje literario elegiría como copiloto de su roulotte?R.- A Aureliano Buendía porque es entrañable y seguro que cuenta muchas historias que animarían el viaje.P.- Si las vacaciones de los teatreros son de invierno, cómo son sus libros de verano...R.- Ligeros, cortos, fáciles de leer porque no tenemos tiempo, siempre estás estudiando textos o te sale una sustitución sorpresa...P.- ¿Un título inesperado que la volvió loca?R.- Ha pasado ya tiempo, pero me sorprendió muchísimo Lo que el viento se llevó. Además, yo que soy súper caótica para todo, también para leer, con temporadas en las que soy más y menos constante, que un libro me puede durar de dos semanas a un año, este lo terminé en quince días y era canija, tendría 17 o 18 años.P.- ¿Cuáles son esas otras historias que la cautivaron de canija?R.- Cien años de soledad, amor absoluto, Ana Karenina, de Tolstoi, Crimen y castigo, de Dostoievski... Libracos que me engancharon y me enamoraron a niveles...P.- ¿Cuál le pareció vulgar?R.- En general leo mucho por recomendación y creo que no ha caído en mis manos algo que pueda considerar vulgar... Aunque sí es verdad que algunos de estos ligeros, del tipo Cómo librarse de Matthew, Con chándal y a lo loco o Cuando llevábamos un sueño en cada trenza, sí cabrían ahí, es literatura de más de ligera.P.- Qué escritor sería el galán de Carola Martínez...R.- ¡Mamma mía! Alguien con una capacidad especial para crear nuevos mundos como, por ejemplo, Boris Vian, que me parece lo suficientemente loco y creador para dejarme llevar por sus historias.P.- ¿Con quién lo podría improvisar todo?R.- Con Shakespeare, Shakespeare siempre.P.- Al concejal de Cultura le recomendaría...R.- Últimamente estoy muy por recomendar La espuma de los días, de Boris Vian, que es una lectura fácil y maravillosa. Después de Cien años de soledad, que fue la que me hizo volar a dimensiones desconocidas y meterme a tope, ha sido el que me ha vuelto a hacer volar de esa manera y estoy muy por aconsejarla.P.- Incluso a un político...R.- Por qué no.P.- ¿Y al espectador que se deja el móvil encendido durante una función?R.- Le castigaría con leerse la Biblia dos veces.P.- ¿Un libro de microteatro?R.- Historias mínimas, de Javier Tomeo, que no es microteatro, porque no se ha escrito mucho, es muy nuevo, pero este libro valdría y, además, son relatos muy bonitos.P.- ¿Y uno de macroteatro?R.- Macbeth, de Shakespeare. Es una historia mágica, llena de pasiones humanas, de debilidades, con momentos en los que nos podemos identificar plenamente con sus personajes.P.- Un título para un estreno.R.- (Suelta una carcajada). Mascarola, mi próxima producción, escrito por Jesús Cristóbal, que se estrenará en el Teatro Principal en septiembre.P.- ¿Con qué otro escritor crearía un monólogo a cuatro manos?R.- Si pudiéramos resucitar a Shakespeare... ¡Llámame loca! Pero dejaría que él escribiera para mí sobre las pasiones humanas, que es su punto fuerte y de lo que más me interesa a mí hablar. Es el escritor de teatro con mayúsculas.P.- ¿Y con minúsculas?R.- No es por no mojarme, pero... (se lo piensa). Hay comedias costumbristas, casposas de, por ejemplo, Jacinto Benavente.P.- ¿Con qué volumen se lo pasó de puro teatro?R.- Con Los niños terribles. Jean Cocteau tiene una manera de contar muy específica, tres personajes en un mínimo universo, uno juega a hacer teatro en su habitación, es un mundo muy pequeño pero muy grande a la vez, lleno de fantasía. Yo lo llevaría al teatro si encontrara a alguien lo suficientemente loco para hacerlo conmigo.P.- ¿Y con cuál tuvo que suspender la función?R.- ¿Dejar de leer? Con El hobbit. Se me hizo infumable, tal vez fue la época, me lo recomendaron de canija, tendría 16 años, se lo pedí a mi madre y en la página 70 lo dejé. Era un castigo. Quién sabe si mañana lo retomo y lo acabo...

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