El Correo de Burgos

SONORAMA RIBERA 17

La gran noche de un loco soñador

Raphael desplegó sus «joyas de la corona» durante dos horas de concierto, que congregó a 16.000 personas

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Burgos

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A.S.R. / ArandaSin quitar su mano del corazón y tras cantar junto a un más que entregado público Como yo te amo, Raphael se despedía después de dos horas de concierto, dos horas con las que el Sonorama se apunta un nuevo tanto en su trayectoria, dos horas durante las que 16.000 personas, hasta tres generaciones, corearon las canciones más conocidas, las «joyas de la corona», del veterano cantante.El reloj marcaba la una menos cuarto de la madrugada cuando los focos se fundían a negro. Se habían encendido a las once menos diez con las primeras notas de Yo soy aquel al piano. Y sí, estaba allí, vestido de riguroso negro, con americana que más tarde volaría, con una corbata de lunares blancos que también desaparecería, y con toda una declaración de intenciones: Qué pasará, qué misterio habrá, puede ser mi gran noche (...). Será, será esta noche ideal, que ya nunca se olvida...No lo hará él ni las miles de personas que se agolpaban en el escenario principal y empezaron a dejarse la voz en ese primer tema.Tardó varias canciones más en dirigirse a ese público. «Estoy encantado de estar aquí. Hoy, y lo digo, de corazón es uno de esos días que me alegro mucho de ser artista». Y para qué quieres más. La locura se desató de nuevo y ya no hubo lugar a la cordura.Adelantó algún tema de su nuevo disco, se pavoneó en escena como el señor artista que es, se sinceró al entonar Gracias a la vida, se puso chulo cuando cantó Escándalo, se dejó la voz con Hablemos del amor, bailó con Maravilloso corazón, se confesó Frente al espejo...Sin tregua. Las canciones caían una detrás de otra y la gente, con más o menos arrugas, y más y menos canas, caía rendida a sus pies. A Julen y Ana, que habían viajado desde Pamplona, el primer Sonorama para él, el segundo para ella, los entusiasmó el cantante de Linares, aunque no se supieran los temas al dedillo como en la primeras filas, donde ondeaba una elocuente pancarta: Rafa eres el puto amo.Y si debajo del escenario las generaciones convivían en armonía, arriba, también.Raphael invitó a Juan Alberto, de los Niños Mutantes, que minutos antes habían versionado el Como yo te amo, para cantar Estuve enamorado. «Al Sonorama creo que sí le gustas tú, muchísimo», le soltó el joven al viejo, que aún recibiría más tarde a una dulce Vega para interpretar Hablemos del amor y a un destellante Alberto Caffeina (Miss Caffeina), con el que se marcó un Digan lo que digan que alguien vio muy Pimpinela.El reloj apretaba. La magia estaba a punto de esfumarse y nueva confesión. «Saben que desde hace muchos años son ustedes para mí toda mi vida», soltó y subrayó: Como yo te amo, convéncete, nadie te amará...

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