El Correo de Burgos

BURGOS

El Fondo Machadiano suma las pertenencias de la viuda de Manuel

El Cottolengo del Padre Alegre dona a la Fernán González nueve documentos que guardaba Eulalia Cáceres, que pasó sus últimos años en esta congregación

López Gómez muestra los documentos con Ballesteros (i.), Raquel Contreras y Ruiz de Mencía.-Raúl Ochoa

López Gómez muestra los documentos con Ballesteros (i.), Raquel Contreras y Ruiz de Mencía.-Raúl Ochoa

Publicado por
A.S.R.
Burgos

Creado:

Actualizado:

El matrimonio formado por Manuel Machado y Eulalia Cáceres viajaba todos los veranos a Burgos para visitar a la hermana de ella, Carmen, religiosa en las Esclavas, por su onomástica, el 16 de julio. En 1936 no rompieron su costumbre y el alzamiento militar los pilló a orillas del Arlanzón y los impidió regresar a Madrid, donde el mayor de los Machado era director de la Hemeroteca Municipal. La Guerra Civil los obligó a quedarse en tierras del Cid. En el 39 volvieron a su casa madrileña y a la de Antonio Machado, que había sido saqueada. Recuperaron todo lo que pudieron, lo catalogaron y custodiaron hasta la muerte de Manuel, en 1947.

El matrimonio no tenía hijos y, dos años después, Eulalia entró en religión. Antes de ingresar en el Cottolengo del Padre Alegre de Barcelona donó una parte de esos fondos a la Institución Fernán González y otra a Bonifacio Zamora, que había sido secretario de su marido durante su estancia burgalesa, y que se la cedió a la entidad de la que era académico en 1976.

Desde entonces, la Academia Burgense custodia el Fondo Machadiano más importante con 1.269 documentos, que se han reunido en tres volúmenes, además de su biblioteca y objetos cotidianos como una pipa o un tintero.

Esta historia suma ahora un capítulo más, que empezó a escribirse el pasado 10 de julio. El director de la Fernán González, José Manuel López Gómez, recibió una carta de un despacho de abogados de Barcelona. Le anunciaba el deseo de la congregación de religiosas del Cottolengo del Padre Alegre de donarles de forma totalmente altruista las últimas pertenencias de Eulalia Cáceres.

Un conjunto de nueve documentos: cuatro fotografías, dos poesías escritas por Manuel, una copia del testamento del poeta, una carta redactada por él desde Santander y el documento funerario de su padre, Francisco Cáceres.

«El valor sentimental es muy grande, es lo que Eulalia quiso salvar de la renuncia total a todo que hizo al entrar en religión, también para los investigadores», sostiene López Gómez, quien avanza que se realizará un estudio crítico a publicar en el boletín de la institución.

Con los pies en el suelo, se felicita por haber sido los elegidos ya que, observa, el valor crematístico de la colección es elevado y podía haber sacado de algún apuro a las generosas religiosas, que, principalmente, atienden a niños enfermos carentes de recursos.

La academia aprovechó que su vicedirector, René Payo, se iba de vacaciones a la Costa Brava para traerse en el equipaje este regalo, inventariado ya por el académico Floriano Ballesteros, que se digitalizará junto al resto del Fondo Machadiano, un trabajo que aún no tiene fecha de inicio.

Ahora están valorando los presupuestos presentados y, una vez que se decidan, el director calcula que en dos meses estará colgado en la web, listo para los investigadores.

tracking