El Correo de Burgos

BURGOS / Teatro de calle

'Cacharros', una lección de ternura

Bambalúa saca a sus ‘muñecos Michelín’ del almacén e invita a dejarse sorprender por las pequeñas cosas. La cita, el domingo en el CAB

Los personajes del montaje se inspiran en los bailarines del ballet triádico de la Bauhaus-M. Á. VALDIVIELSO

Los personajes del montaje se inspiran en los bailarines del ballet triádico de la Bauhaus-M. Á. VALDIVIELSO

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A.S.R.
Burgos

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A.S.R. BURGOS

Había una vez un maestro ¿chiflado? ¿demasiado cuerdo? ¿ingenuo? Destilaba el Profesor Chisquero un punto de locura que lo llevó a construir unos personajes de plástico, con luces y máscaras blancas, que se movían cuando les daba cuerda. Un día decidió sacarlos a pasear, quería ver la cara de asombro de la gente a su paso. Desconocía que la sorpresa se la llevaría él. Sus cachivaches trascenderán las leyes de la mecánica. Sus artilugios tienen corazón y enredarán al público en una lección de ternura.

Estos personajes son los protagonistas de Cacharros, el nuevo espectáculo de Bambalúa Teatro, que ha pegado una vuelta a las llamadas Luciérmagas que el año pasado anunciaron la Navidad. Con una nueva dramaturgia y más intérpretes se pasearán este domingo por el entorno del Centro de Arte Caja de Burgos (CAB) a las 12 horas.

Alejandro Britos, ideador, dramaturgo y director, se inspira en las figuras del ballet triádico de la Bauhaus para desarrollar este espectáculo itinerante con personajes amigables y de artísticos movimientos a los que darán vida Fernando Ballesteros, Fran de Benito, Alfonso Matía, Cristina Salces y Quique Sebastián.

«La obra tiene un sencillo pero profundo mensaje: ¿Cómo sería romper con la mecanicidad de nuestras vidas, con la inercia del día a día? ¿Cómo sería despertar por un momento, parar por unos instantes el tiempo, detenernos para observar? ¿Qué ocurriría si por un momento nos permitimos sorprendernos, descubrir un detalle, admirarnos de nuevo? El ritmo de vida que llevamos hoy nos aleja de cualquier sorpresa, de cualquier tipo de inocencia, de cualquier pequeña y eléctrica emoción... Sin embargo están ahí, dentro de nosotros, escondidas, postergadas, relegadas por nuestro quehacer diario, por nuestra absoluta sumisión a la mecanización del día a día. ¿Cómo sería, por un instante, recuperarlas? Eso es Cacharros», ilustran desde la compañía burgalesa.

Con este montaje, Bambalúa reemprende su línea de teatro callejero, más directo al corazón y a las emociones que a las entendederas, con un componente visual dominante. Una apuesta con la que busca impulsar su proyección internacional sin descuidar la nacional.

«Queremos recuperar las giras fuera de España, por Francia y Portugal, que ya hicimos con Microcosmos, mercados que últimamente hemos perdido en favor del español con unas obras de teatro de texto como Frankristina o La voz del bosque», sostiene Sito Matía, uno de sus componentes, convencido de que la jugada puede salir bien ya que Cacharros es una obra muy visual y universal.

Sabe que la empresa no es fácil. No está la situación para tirar cohetes, pero ¡quién dijo miedo! Creen que sus Cacharros, con su afabilidad, sus movimientos torpones e inocentes y su picardía pueden abrir muchas puertas.

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