Con eñe de... ¿extrañeza?

Con más pena que gloria pasó ayer el Festival Eñe por Burgos. El estreno de la ciudad como sede de este encuentro literario que desde hace seis años se celebra con éxito en Madrid no fue la fiesta de las letras que a priori debería haber sido. La falta de respuesta del público aguó el guateque. Obligó a suspender la acción 1986, de Gabriela Wienner y Jaime Rodríguez, en el Museo de la Evolución, y a unir en uno los recitales de las poetas Vanesa Pérez-Sauquillo y Laura Casielles en el Palacio de la Isla.

El resto de citas, la charla de Fernández Mallo, el consultorio de Andrés Barba y la proyección y mini debate en torno al documental Se dice poeta, de Sofía Castañón, salieron adelante con poco pero emocionado público, que en ningún caso alcanzaría la treintena de personas.

Con este panorama, tal vez se complique una segunda edición ya que Javier Bardón, miembro de la empresa La Fábrica, organizadora del evento, decía, antes de que se impusiera la realidad, que todo dependería del funcionamiento de esta primera edición. Se verá.

A pesar de este sorprendente discurrir del festival, totalmente gratuito, los que sí respondieron fueron los creadores invitados -alguno volvió a casa con el asombro en la cara- y entre ellos las poetas Vanesa Pérez-Sauquillo, Laura Casielles y Sofía Castañón, que cerrarían el programa con un debate sobre la película Se dice poeta, donde veintiuna autoras nacidas entre los años 1974 y 1989, educadas en la misma sociedad, se preguntan sobre la posición de la mujer en la poesía y, a bote pronto, se llega a la conclusión de que la discriminación de género es un hecho.

«La visibilidad de la obra de mujeres poetas frente a la de los compañeros hombres no es igual», sentencia su directora, Sofía Castañón, y cree que es evidente en la crítica y en la elaboración de antologías. «Eso influye en la idea que se va conformando, que hace que incluso nuestros referentes sean masculinos», añade y rechaza entre sus objetivos buscar culpables.

No hay malos en la película. ¿Y soluciones?

La cineasta y poeta pone sobre la mesa el propio documental, que, dice, pregunta más que responde.

Pérez-Sauquillo, accésit Premio Adonáis 2011 y Ojo Crítico por Clímax Road y que acaba de publicar La isla que prefieren los pájaros, que participa en la cinta, también lo ve como un granito de arena: «El primer paso es reconocer la situación».

Laura Casielles, que acaba de sacar Las señales que hacemos en los mapas, otra autora interrogada, va más allá: «Este problema se da en la poesía igual que en otros campos por lo que la solución iría en relación con la resolución del machismo en nuestra sociedad en general. En la poesía, tiene un peso especial esta menor visibilidad porque es una cosa tan sencilla y compleja como mujeres tomando la palabra en espacios públicos».

Se dice poeta se aleja igualmente de cualquier victimismo. «El feminismo se asocia a este o a la agresividad cuando realmente se trata de evidenciar una situación de desigualdad, que en este caso es de género. Esa visión viene de fuera. Nos sonrojaríamos todos si ahora dijésemos que cuando los negros luchaban por sus derechos tenían un discurso victimista», expone Castañón.

Casielles, respecto al victimismo, se pone ella misma y el resto de autoras como ejemplo de que nada más lejos de la realidad. Ellas publican, recitan y su voz se tiene en cuenta. Aunque ayer no sedujera a los burgaleses, que dieron plantón al Eñe.