El Correo de Burgos

BURGOS / Presentación en el MEH

Cuentos para bailar el chachachá

Tin y Tola emprenden una nueva aventura que los lleva a surcar los mares en ‘Todo son islas’

Ilustración incluida en el libro.-Marta San Martín.

Ilustración incluida en el libro.-Marta San Martín.

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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María Cristina me quiere gobernar y yo le sigo, le sigo la corriente porque no quiero que diga la gente... (¡cambio de pareja!). Vacilón, qué rico, vacilón, chachachá, qué rico chachachá...

Con la Vieja Trova Santiaguera en el tocata, entre suspiros por besar a su mulata y una férrea resistencia a que la vida siga igual, Tin y Tola alumbran Todo son islas, la nueva aventura de la Editorial Pamplinas, la nueva niña de los ojos de Martín García Barbadillo y Marta San Martín, que publican su segundo libro tras el inesperado éxito de Cuentos del Hotel de los Cuentos, su ópera prima.

Con la misma incertidumbre, similar capacidad para la sorpresa e idénticos nervios por desvelar la respuesta de los lectores, reaparecen con Todo son islas, que presentan hoy en la planta -1 del Museo de la Evolución Humana (MEH) a las 20.15 horas, con cerveza bien fría, un islificador para los incrédulos y los zapatos relucientes para bailar al son cubano del músico Giraldy.

El libro reúne siete cuentos con estos accidentes geográficos como protagonistas.

Aparecen nuevas y fantásticas teorías sobre su origen; descubren curiosas técnicas de pesca con un sabor sabrosón; se ponen tiernos para que surja el amor; se inventan alocadas expediciones a lugares insospechados; se cuelan en la imaginación de una niña; se convierten en modernos cristóbales colones; y se dejan mecer por la música de la Orquesta Jamelín.

De dónde vienen las islas, La técnica de Pablito, Haruk y Temba, A salto de isla, Matilda, La Isla Perdida y Chachachá son los relatos que trazan este viaje por los mares con la guía de Tin y Tola, que lo iniciaron un día en que, de repente, se dieron cuenta de que las islas iban camino de convertirse en omnipresentes en su vida.

«Empezamos a notar que nos llegaba mucha información, cayó en nuestras manos un libro, Atlas de islas remotas, de Judith Schalansky, que cuenta historias recogidas en islas pequeñas reales pero desconocidas, y seguimos viéndolas por todas partes. Ahí caímos en la cuenta de que si ves su definición en el diccionario con un mapa del mundo al lado llegas a un conocimiento asombroso: que todo son islas», recuerda García Barbadillo, autor de los textos, y añade que pronto advirtieron que el tema, desde el punto de vista narrativo, era sugerente y evocador más allá del típico lugar paradisíaco donde tumbarse a ver la vida pasar con una piña colada en la mano.

«Todos nos hemos sentido como islas. De alguna manera, cada persona en un momento de su vida se siente rodeada de agua y solo ve vacío a su alrededor, pero más allá hay otras islas que conocer y ahí hay mucha fuerza narrativa», detalla sin querer ponerse intenso.

Las moralejas, subraya, tienen el paso vetado a estos cuentos que, siguiendo la estela del anterior libro, son divertidos, buscan explicaciones literarias a fenómenos naturales o se regodean en el descubrimiento. Solo tenían claro que uno debía estar movido por la música. Y ese es el último.

Esta musiquilla, alegre y desenfadada, guía las ilustraciones. Su responsable, Marta San Martín, reconoce que han dado un paso más. Al uso de cartulinas se ha unido la inclusión del trazo y la realización de tres por relato. Esta terna consigue narrar por sí sola cada una de estas siete historias, que invitan al lector a disfrutarlas, canta la Vieja Trova, sin prejuicios ni complejos.

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