El Correo de Burgos

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La provocadora Navidad del CAB

El centro de arte lanza una mirada crítica a estas fiestas en una instalación participativa

El vídeo ‘Homeless lamp, the juice Sucker’, de Iván Navarro, es el eje sobre el que gira ‘Cabydad’, que busca provocar una reacción en los visitantes.-Santi Otero

El vídeo ‘Homeless lamp, the juice Sucker’, de Iván Navarro, es el eje sobre el que gira ‘Cabydad’, que busca provocar una reacción en los visitantes.-Santi Otero

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Manadas de gente por las calles del centro histórico, con manos sin dedos para coger una bolsa más; tiendas atestadas de tarjetas de crédito que echan humo; terrazas en los bares sin sillas libres y mesas ocupadas por un banquete de viandas como si no hubiera mañana; señoras con abrigo de visón que sonríen por primera vez al mendigo que pide limosna en la esquina por la que pasan a diario sin reparar en su presencia; niños subidos una y otra vez a la noria...

Contra estas fotografías típicas de la Navidad se rebela el Centro de Arte Caja de Burgos (CAB) con la instalación Cabydad, con la que, al hilo de las obras de su exposición actual, Entorno crítico, provoca al visitante y le invita a reflexionar sobre estas fiestas, sobre el consumismo exacerbado, la hipocresía reinante, la servidumbre de las costumbres sociales, la asunción de los discursos publicitarios...

La lista puede ser tan larga como personas se paren frente a ella, que estará diez días más en el vestíbulo.

Regue Fernández, artífice de esta propuesta junto a Estela Rojo, explica que su origen es el vídeo Homeless lamp, the juice Stucker, de Iván Navarro, uno de los autores presentes en la muestra, que recorre las calles empujando un carrito de supermercado en busca de la luz, generándola una veces, robándola otras.

Esa búsqueda guía a cada persona y la hace seguir unos u otros caminos.

«Cabydad -juego de palabras entre CAB y Navidad- se refiere también a nuestras cavidades, a nuestros vacíos existenciales. Tenemos que llenar nuestro carro y somos nosotros los que debemos decidir con qué a partir de nuestras necesidades religiosas, políticas, sociales o culturales... », añade Fernández ya en términos filosóficos al tiempo que destaca las múltiples lecturas que brinda esta instalación: hombres de plástico modelados por la sociedad de consumo o como el material de las tarjetas de crédito que les domina; niños atrapados en este mundo que ellos ven como un juego pero que los adultos construyen a su imagen y semejanza y caerán en la misma red; carritos de la compra como refugio de los indigentes que se resisten a las pautas sociales establecidas...

Esa montaña de carros de supermercado, que se levantan al cielo cual árbol navideño, se adorna con postales navideñas creadas a partir de las obras de algunos artistas de Entorno crítico, abierta hasta el 1 de febrero, y sus mensajes, escogidos por los padres de esta iniciativa, relacionados con tópicos y tradiciones de estas fechas, que dan pie al visitante a compartir su reflexión. La que sea. La crítica puede ser ácida, pero también dulce. Tantas como navidades hay.

La propuesta de Do Ho Suh se relaciona con la añoranza del hogar, con el afán por juntar a toda la familia en estas fechas; el salón partido de Diango Hernández es la excusa para hablar del no siempre final feliz de esas reuniones (Navidad. ¿Unión o separación?) o de la berlanguiana solidaridad (Pon un cubierto más en la mesa); la instalación militar de Mateo Maté se regodearía en esa casa como campo de batalla o en la tiranía de las normas establecidas (Tú, el menú. Yo, el mando); la cabaña de los horrores de Javier Gutiérrez alude a las distintas máscaras, el mismo circo... No se libran de esta mirada crítica el tradicional discurso del rey, la repetitiva banda sonora... Y, a pesar de todo, gira.

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