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El Premio de la Crítica se rinde a Fermín Herrero

El vate soriano recibe el galardón como «un reconocimiento a la buena poesía castellana que está proliferando en los últimos años»

Fermín Herrero.-E. Margareto (ICAL).

Fermín Herrero.-E. Margareto (ICAL).

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El Premio de la Crítica de Castilla y León ya tiene un nuevo dueño. El poeta soriano Fermín Herrero se suma al grupo de doce escritores que ya forman parte de su palmarés. El jurado, reunido ayer en el Palacio de los Verdugo de Ávila, lo distinguió con el galardón por su poemario La gratitud.

«Tiene un fermento clásico y es capaz de trascender el corsé de todo género y consigue formas nuevas para una expresión muy honda», alabó el director del Instituto de la Lengua y presidente del jurado, Gonzalo Santonja, quien destacó que la obra de Fermín Herrero ha sabido valorar «el aroma a Castilla» y captado «la memoria de varias generaciones castellanas».

El poeta soriano recibe con agrado y agradecimiento este premio, «el primero que gano sin presentarme». «El jurado ha querido brindar un reconocimiento a la buena poesía castellana que está proliferando en los últimos años. Yo lo tomo como una distinción general a un tipo de poesía muy concreto, muy castellana y que apuesta por la esencia», declaró el ganador a Ical, tras reconocer que este poemario, que el pasado junio ya se alzó con el XXIV Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma, le ha traído «suerte».

El escritor considera que el jurado, formado por escritores, periodistas y críticos de la Comunidad, ha valorado sobre todo el estilo. «Es una poesía muy castellana que sin dejar de ser honda pretende ser clara y austera en cuanto a recursos, reflejando el carácter castellano. Hay poemas que hablan de sentimientos y pensamientos que están de capa caída, como por ejemplo la gratitud. Sentimientos que parecen antiguos y para mí son importantísimos», ahonda el autor.

Para el poeta y director de El Norte de Castilla, Carlos Aganzo, miembro del jurado, este trabajo de Herrero, con doce obras en el mercado, representa «el tope» en el proceso de «desnudez» que emprendió hace tiempo y aplaudió que este galardón se haya rendido a este género.

La gratitud se impuso al resto de finalistas, que este año han sido Rukeli, de Carlos Contreras Elvira, Mientras nieva sobre el mar, de Pablo Andrés Escapa, In Memoriam, de Eduardo Fraile, Tierra violenta, de Luciano G. Egido, El viento en las hojas, de J. Á. González Sainz, Indies, hipters y gafapastas: historia de una dominación cultural, de Víctor Lenore, La puerta de los pájaros, de Gustavo Martín Garzo, Alabanza, de Alberto Olmos, y La vida mitigada, de Tomás Sánchez Santiago.Trece nombres en el palmarés

Paso a paso, nombre a nombre, título a título, el Premio de la Crítica de Castilla y León acumula una pequeña historia que ya va por el decimotercer capítulo. El poeta soriano Fermín Herrero y su libro La gratitud ocuparán estas últimas páginas, que aún tendrán que completarse con la recogida del galardón en la próxima Feria del Libro de Valladolid. Los capítulos doce y once son para el burgalés José Antonio Abella y La sonrisa robada (2014) y el leonés José María Merino y El río del Edén (2013). En 2012 se entregó el premio ex aequo a Antonio Colinas (El laberinto invisible) y Olegario González de Cardedal (El rostro de Cristo). El año antes lo había ganado el palentino Javier Villán por Aquelarre de sombras. En los anteriores capítulos están el soriano Abel Hernández y El caballo de cartón (2010), el leonés Luis Mateo Díez y Los frutos de la niebla (2009), el zamorano Juan Manuel de Prada y El séptimo velo (2008) y el vallisoletano Adolfo García Ortega y El autómata (2007). Otro burgalés, Óscar Esquivias, se asoma al palmarés en 2006 con Inquietud en el paraíso. Sucede a Raúl Guerra Garrido por La Gran Vía es Nueva York (2005), Antonio Gamoneda por Arden las pérdidas (2004) y el salmantino Luciano González Egido (2003) por La piel del tiempo.

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