La fiesta de la supervivencia

La Parrala sacó pecho el año pasado con la puesta en marcha de su primer Festival de Teatro y este lo vuelve a hacer con una segunda edición, con los mismos objetivos -mostrar lo que se cuece en el antiguo colegio de Parralillos y autoemplearse en momentos de vacas flacas- y menos propuestas, pero con la novedad de una gala compuesta por pequeñas escenas de compañías o artistas a título individual del Centro de Creación Escénica.

«Vamos a mostrar piezas cortas, de microteatro, de magia y de música. Todo para hacer una propuesta dinámica y desenfadada, que será la fiesta del festival, nuestra celebración propia, que queremos compartir con todos los burgaleses y por eso la entrada es de 3 euros», detalla su maestro de ceremonias, Jesús Cristóbal, miembro de Teatro Biónico, integrante de la junta directiva junto a Tati Sastre (La Roulotte), Dulce Ramos (El bosque de luz) y Roberto Alonso (Compañía de Títeres Errantes).

¿Qué tiene que celebrar el teatro burgalés? Pues, en opinión de Cristóbal, mucho, pero sobre todo una cosa: «La supervivencia». Y se explica, aunque no haya mucho que explicar: «Pese a los tiempos que estamos viviendo y mientras en otras ciudades hay compañías que cierran, aquí mayoritariamente estamos aguantando y tenemos la sensación general de que estamos atravesando lo peor, de que esto ya solo puede mejorar y, tras varios años resistiendo, ya no podemos rendirnos».

El teatro local ha hecho buena la tarareada canción del Dúo Dinámico y Cristóbal observa casi como un milagro y como un rotundo motivo de celebración que una ciudad como Burgos haya mantenido su intensa actividad teatral en medio de las turbulencias.

Pero el actor, autor y director tiene más motivos para levantar la copa.

«A nivel parralero tenemos que celebrar el trabajo en equipo, el que hayamos formado una familia del teatro burgalés, que está bastante cohesionada y unida. Hemos aprendido a trabajar juntos por el bien de una profesión más que por el individual, que también, evidentemente, pero todo lo que cada compañía gana a su favor lo consigue además por el colectivo y eso es un motivo importante de alegría», brinda optimista sin ver ningún problema irresoluble en el choque de egos que se presume en un lugar donde trabajan 34 compañías artísticas con más o menos miembros.

«Hemos llegado a un punto de entendimiento muy bueno, con un equilibrio entre diversas maneras de ver el teatro, el arte, el mundo empresarial o el asociacionismo», se explaya Cristóbal, quien considera que el éxito de La Parrala como asociación es que se conoce a las compañías, «es la mano que trabaja en la sombra».

Sigue siendo un proyecto único, que el intérprete ve como un motivo más para chocar las copas.

El chinchín no está reñido con la reivindicación. También de esta tiene Cristóbal y se centra en la progresiva precariedad que sufren los grupos. «Cada vez asumimos más riesgos y los programadores, menos. Todo está en nuestras manos. Ahora si una función sale mal te puede hasta costar dinero y además cada vez hay menos ayudas -recuerda aquí que tienen el compromiso del concejal de Cultura, Fernando Gómez, de recuperar las municipales-», ondea su bandera sin olvidar apuntar al lado positivo, que lo encuentra. «Esto nos está haciendo fuertes y se queda quien quiere hacer teatro por encima de todo», observa. Y en Burgos son muchos.El programa

Mañana. Bambalúa Teatro interpreta Quijotadas para público familiar en el Clunia a las 18.30 horas (5 euros).

El domingo. La Parrala celebra una gala con pequeños «cachitos» de teatro, magia y música en el Clunia a las 19.30 horas (3 euros).

Sábado 28 de marzo. Teatro Biónico escenifica ¡¡¡Bizarro!!! para espectadores adultos en el Clunia a las 20.30 horas (5 euros).

Domingo 29. La Mueca echa el telón con Tritón, para público familiar, con dos funciones, a las 17 y 19 horas, en el Clunia (5 euros, aforo limitado).