La leve luz de los caminos

No es cosa de todos los días que una artista burgalesa, incluso española, consiga hacerse un hueco en un centro cultural extranjero. Quizás resulte más sencillo si pertenece a nuestra cultura occidental, pero es realmente extraordinario que una pintora, con un marcado carácter expresionista y un bagaje cultural occidental, consiga conmover a los responsables culturales de una enorme potencia como es China.Este logro lo ha conseguido la obra y la personalidad de María José Castaño que expondrá, en los 74 metros cuadrados del Centro Cultural de China en Madrid, unas 60 obras realizadas en tres lugares completamente diferentes entre sí, Nueva York, La Habana y Pekín.Todo empezó gracias a una beca con la que esta pintora se trasladó durante tres meses a Pekín en 2013. Los estudios terminaron con una exposición colectiva. Allí su obra llamó la atención y los contactos se intensificaron «No sé que es lo que les gustó de mi obra», comenta María José Castaño y explica que el director del Centro Cultural se desplazó hasta su estudio en Cascajares de la Sierra para ver más obra. «Creo que les gustó mucho como había tratado su China, de alguna manera les sorprendió mucho». Pero el interés por la obra de la artista no se quedó en un anecdótico viaje. «Les interesaron mucho mis dibujos de Nueva York. Creo que vio fuerza». A partir de ahí se empezaron a plantear la posibilidad de una exposición en el Centro Cultural Chino de Madrid, pero no como un viaje a China a través de la mirada de Castaño, sino como un recorrido en la evolución de la obra pictórica a través de sus viajes. Por este motivo La Leve luz de los caminos, título de su muestra, presenta unas 14 piezas realizadas en 1999 en Nueva York, otras tantas realizadas en 2012 en La Habana y casi 30 obras realizadas en Pekín.3 VIAJES, 3 CULTURASMaría José Castaño tiene una especie de cordón umbilical ligado a la ribera del Arlanza, al paisaje burgalés con sus colinas y sobre todo ríos. Con fuertes pinceladas expresa las emociones de una naturaleza, tan íntimamente conocida como si fuese parte del ADN. Su mirada inquieta no se conforma con esto, necesita ver otros puntos de vista, otros colores, otra luz. Enriquecerse. Por este motivo hace dieciséis años viajó a Nueva York, un entorno que está en las antípodas de Cascajares de la Sierra o incluso de su querido Bilbao dónde ha residido tantos años. «Fue una experiencia brutal. Ahora cuando veo esas obras me conmueve ver cómo conseguí sintetizar la ciudad de la forma en la que lo hice».Años después viajó a La Habana «tenía que ir», una experiencia alegre, vivaz pero que le llevó hacia un uso diferente de la paleta de colores. «Me quedé con ese estallido de color, de luz y de energía».Pero la artista confiesa que la experiencia que más le ha marcado ha sido su estancia de algo más de tres meses en China. «Quizás por ser tan distinta y por el peso de la obra realizada». En Pekín, Castaño residía en una zona en la que abundaban los artistas, casi todos chinos, con ellos compartía experiencias, técnicas y momentos de trabajo. «Aprendí a pintar con su técnica tradicional», explica Castaño. «Otro modo de trabajar».Las líneas ya no se cortan abruptamente sino que se mueven sinuosas por el lienzo como si tuviesen vida y movimiento propio. Los temas artísticos chinos son un poco repetitivas porque se supone que un artista llega a ser tal cuando ha pasado un buen número de años copiando a su maestro y a la naturaleza, y sólo entonces, puede empezar a crear obra propia mirando a su corazón. «Fue algo que me impactó», comenta Castaño. «Pero pensé que como llevo tantos años copiando la naturaleza que ya puedo pintar con el corazón».LA LUZ DE LOS NOCTURNOSLa leve luz de los caminos o como se diría en pinyin, Chan lu wei guang, habla de la luz y de las sombras. Uno de los puntos fuertes que presenta esta muestra es el gran números de nocturnos. No son una novedad, la luz de la oscuridad ya estaba presente en su obra antes de su viaje a China, pero en las obras que presenta en esta ocasión, estos ambientes nocturnos son diferentes, las masas parecen más dulces pero al mismo tiempo es como si estuviesen esperando que sucediese algo.La leve luz de los caminosse dibuja en un nido de luna,de caricias de papelDice la poesía de Carlos Colio que presenta el catálogo y no le falta razón porque son nocturnos insomnes llenos de esperanza. «La noche me resulta más inspiradora», explica Castaño. «Me conmueve más la luz del atardecer que la del alba». Son momentos en los que las sombras van ganando terreno a la luz, «por eso se crean diferentes realidades y se producen otras emociones».La exposición de María José Castaño en el Centro Cultural de China en Madrid, de calle General Pardiñas, 73, estará abierta hasta el 25 de abril con el siguiente horario lunes a viernes de 10.00 a 13.30 horas y de 16.30 a 20.00 horas. Los sábados de 10.00 a 14.00h y los domingos y festivos permanece cerrado.