El Correo de Burgos

BURGOS / Exposición

La última mirada de Carlos Pavón

La Casa de Cultura de Gamonal reúne los cuarenta cuadros realizados por el pintor burgalés cuatro meses antes de su muerte, de la que se cumple un año en mayo, con los que sus amigos reivindican su figura y su innovadora creación

La Casa de Cultura de Gamonal recoge la esencia de la producción creativa de Carlos Pavón marcada por la materia y el juego geométrico.-Israel L. Murillo

La Casa de Cultura de Gamonal recoge la esencia de la producción creativa de Carlos Pavón marcada por la materia y el juego geométrico.-Israel L. Murillo

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Solía andar Carlos Pavón con su sombrero alado, bonachón, siempre en un segundo plano, siempre con una buena palabra, un buen gesto, una pizca de guasa, que se torna en chulería ochentera en la serie de fotografías que su amigo José Ramón Ibáñez Lanchares realizó hace más de veinte años, cuando el pintor fallecido el pasado mes de mayo ya hacía tiempo que formaba parte de la movida cultural burgalesa. Los pinceles le acariciaron desde la cuna y vestía pantalones cortos cuando empezó a ganar sus primeros certámenes de arte. La suya fue una vida entregada a la pintura hasta el aliento final.

Su última producción creativa, cuarenta pinturas realizadas los cuatro meses precedentes a su fallecimiento, sale ahora del estudio para ocupar la sala de exposiciones de la Casa de Cultura de Gamonal hasta el 16 de mayo (de lunes a viernes de 9.30 a 21 horas y sábados de 10 a 13 horas) en el que es un homenaje a este pintor, una llamada de atención sobre su obra, que, quizás, no se tuvo en cuenta tanto como se mereció.

«En Burgos no se le ha promocionado mucho, pero en las grandes ciudades hubiera sido uno de los pintores a tener en cuenta. Aquí nos hemos quedado en Marceliano Santa María. Siempre se aúpa a los mismos y falta reconocer la aportación a la cultura de gente como Carlos y otros muchos», apunta Cristino Díez, amigo, compañero y colega, con el que compartió muchas horas de trabajo en la Asociación de Artistas de Gamonal, de la que fue presidente desde el año 2008, que aplaude su atrevimiento con esta pintura que, en sus palabras, no es bonitista, pero sí de experimentación.

Aprecia en la obra de Carlos Pavón la herencia de su padre, Néstor Pavón, con esa querencia a las formas geométricas, pero aprecia en la pintura del hijo una chispa distinta, una mirada muy personal, muy matérica, mimosa con los cromatismos, valiente con la paleta, abierta a los tonos fríos y a los cálidos...

Coincide con él otro gran amigo suyo. El fotógrafo Ibáñez Lanchares lo tiene claro. «Es un artista a tener en consideración. Nunca trabajaba con un modelo enfrente. Todo salía de su cabeza», traza quien lo acompañó muchas jornadas en el estudio durante el alumbramiento de esta última obra. Observa que es un autor con un extenso currículum y espera que el Ayuntamiento le dedique otra exposición en el centro.

Mientras esta propuesta cuaja, a Carlos Pavón se le descubre en Gamonal. Se asoma entre limpias formas geométricas, equilibrados bailes de color, y tres piezas que se desmarcan de esta armonía abstracta, tres paisajes castellanos de cielo gris, con una mezcla imposible de tonalidades que evidencian la sólida base de Carlos Pavón (Burgos, 1964-2014), que escribe en este barrio el ultimo capítulo de una historia que empezó con el primer premio en el I y II Certamen Infantil en la Galería de Arte Gracia de Madrid y una mención especial en el II Concurso de Pintura del Ministerio de Cultura en 1980. Con solo 23 años ya hizo su primera exposición individual en la Sala Municipal de Las Rozas de Madrid y con 25 se alzó con el Premio de Jóvenes Pintores Ciudad de Burgos. Valladolid, León o Toledo fueron otras urbes, además de la suya, que acogieron su personal y eterna huella.

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