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‘Seneca’s silence’, el hechizo polaco

La burgalesa Ana Himes comparte su experiencia en el país europeo en una exposición fotográfica en la UBU

Ana Himes, junto a una de sus fotografías.-Raúl Ochoa

Ana Himes, junto a una de sus fotografías.-Raúl Ochoa

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Estaba trasteando con su cámara frente a una sugerente plaza. Se le acercó sonriente. Le decía algo. Pero ella no entendía el polaco. Y él siguió con su cara de felicidad cuando ella le comentó en inglés que no le comprendía. No le importó. Se fue un momento a buscar algo. Volvió y le tendió una tableta de chocolate de Nestlé. La cara de asombro de Ana Himes lo era también de gratitud y emoción. No podía dejar pasar ese momento y le pidió que la dejara retratarle. Él asintió feliz. Se escondió la bolsa de la compra entre la cazadora y se dejó atrapar por la cámara de la creadora burgalesa, que, por experiencias así, vive hechizada por Polonia.

Este país europeo, sus gentes, sus paisajes urbanos, sus silencios, su arquitectura, su naturaleza, es el protagonista de Seneca’s silence, la exposición que Ana Himes inauguró ayer en el vestíbulo de la Biblioteca Universitaria, donde estará hasta el 11 de junio.

Una veintena de fotografías realizadas con una cámara de medio formato, analógica, una única toma, y sin retoque en el ordenador. Sin trampa ni cartón. «Quiero que transmitan lo que yo viví y que para mí ha sido tan importante».

Más allá del trabajo sociológico y de investigación de este proyecto, que lo es, para Ana Himes fue un punto de inflexión importante porque empezó a hacer retratos. «Normalmente me ha dado un apuro atroz. Siempre veía caras fantásticas para hacerlos, pero nunca me terminaba de lanzar. Me daba vergüenza, sentía que iba a invadir su intimidad, pero no sé por qué Polonia me despertó las ganas», cuenta al tiempo que recorre algunos de los que expone en el campus burgalés.

La mayoría, explica, son robados, sin una palabra mediante, un disparo y hasta la eternidad.

Los polacos, relata, le transmitieron mucha cultura y buena energía. Sintió que tenía que mezclar la ciudad con sus gentes.

Estos retratos, individuales o familiares, se trufan con otras fotografías que recogen paisajes urbanos invadidos de una u otra manera, más o menos, por la naturaleza. Quería ver cómo conviven en ella elementos más humanos y cómo en las zonas urbanas se filtra el verde. «Son los que se llaman terceros paisajes, que la mayoría de las veces se generan de manera espontánea, sin acción del hombre», observa.

Séneca’s silence es otro de los proyectos personales de Ana Himes, que ya sorprendió en el año 2009 en Espacio Tangente con Traces in, que retrataba los objetos olvidados u abandonados en los asientos traseros de los coches, y que ha expuesto su trabajo en distintas ciudades del territorio nacional y en México, Suecia, Estados Unidos, Inglaterra, Chile o Alemania.

De Polonia se enamoró en su primer viaje y allí ha vuelto una y otra vez. Sola. Y volverá con su cámara. No sabe si lo necesita el proyecto o ella. Pero siente que la espera algo más.

«Es un país súper heterogéneo. He estado en grandes ciudades y en pueblos pequeños, pero me quedan zonas por explorar», se convence esta fotógrafa a la que esperan las texturas, el cemento, los colores y las gentes de esta nación que para ella es un ejemplo, por su afán por encontrarse a sí misma, de superarse tras los golpes históricos recibidos, por su estoicismo. Sentía esa fuerza cuando se perdía por los escenarios que recogió con su cámara. «Cuando sentía el silencio me abrumaba la belleza que veía». Seneca’s silence.

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