El Correo de Burgos

BURGOS / XXXIX Feria del Libro

Liliputienses en El Espolón

Autoridades y escolares de los colegios Estela, Santa María La Nueva, Gómez Escolar y Blanca de Castilla se embarcan en ‘Los viajes de Gulliver’ durante la lectura de Síndrome de Down Burgos

La lectura pública orquestada por la Asociación Síndrome de Down Burgos es un clásico de la Feria del Libro desde hace una década.-Santi Otero

La lectura pública orquestada por la Asociación Síndrome de Down Burgos es un clásico de la Feria del Libro desde hace una década.-Santi Otero

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Llegan a ese rincón, al paseo Marceliano Santa María más próximo al puente de Santa María, sin el asombro, sin el miedo y sin la perplejidad que lo hizo Gulliver cuando arribó a las playas de aquel país habitado por personas que medían lo que un dedal. Noa, Elena, Natalia, Iván, Daniel... son más altos, pero cuando suben al escenario son como los liliputienses que atan a quien ellos creían un gigante dibujado a los pies de la tarima que ayer acogió un año más, y van diez, la lectura pública orquestada por la Asociación Síndrome de Down en el marco de la Feria del Libro.

Las voces resabidas de las autoridades, entre las que se estrenaba el teniente coronel de la Guardia Civil, se alternaron con las inocentes de los más de cien escolares de los colegios Blanca de Castilla, Santa María la Nueva y Aurelio Gómez Escolar y el Centro Estela en la recreación de Los viajes de Gulliver, la obra más popular de Jonathan Swift, un volumen aparentemente de aventuras que esconde una sátira contra la vanidad de los partidos políticos de la época.

Al margen de las posibles lecturas de la obra se mantuvieron los pequeños, que leían al tiempo que se afanaban en sus dibujos para el también tradicional concurso de la Fundación Carrefour.

Aprendida se traía la lección el gerente de Síndrome de Down Burgos, Luis Mayoral, quien enunció de corrido los objetivos de este encuentro, que se mantienen.

«Hay tres ideas que queremos desarrollar, que son la visibilidad; la necesaria cooperación institucional, que en Burgos tiene un nivel aceptable ya que en estos seis años de crisis no hemos tenido que cerrar ningún servicio ni despedir a ningún trabajador; y la importancia de la inclusión», argumentaba minutos antes de que empezara la fiesta, que como tal se alargó hasta bien entrado el mediodía y con los chicos bailando salsa sobre la barriga de un Gulliver que no levantó cabeza en Liliput.

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