Soberano ¿e invencible?

El resorte que mueve la maquinaria de Teatrería Denuncia, el taller de teatro desarrollado por la asociación del mismo nombre, es el mismo desde hace seis años. Se suben al escenario sin ánimo de pisar alfombras rojas ni brindar con champán en cristal de Bohemia. No les van las intrigas entre cajas ni sacar el moquero en los despachos. Apuestan por compartir y por respetar. La alegría y el humor son las únicas banderas a las que juran lealtad. Llevan en el ADN el inconformismo y el compromiso. Se mueren por pasar un rato divertido sobre las tablas y coronar la noche con una cerveza y unas risas en el bar del barrio. Con esta filosofía abordan cada mes de octubre un nuevo proyecto. Se reúnen. Discuten. Buscan. Se ríen. Escriben. Tachan. Diseñan. Cosen. Construyen... Y puntada a puntada van tejiendo una nueva propuesta con la que arropar a amigos, familia y todo el que se quiera cubrir bajo ella. Este año la cosa va de sentimientos, de emociones, de uno de los instintos primarios. De miedo. Con el aliento de Alfredo Sanzol y Angélica Liddell, pero con un texto propio, han construido El miedo es libre, que se estrena el viernes en la Casa de Cultura de Gamonal (20.15 horas, 3 euros, a la venta en la cafetería de este espacio). La taquilla será para la Coordinadora Provincial para la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos.

«Hemos querido adentrarnos más en el sentir, en las emociones más primarias, y apareció el miedo. Cómo se refleja, cómo se afronta, cómo se vive...», comenta la directora, Paloma Fernández Yllana, que ha guiado a un grupo de doce personas que responden a los nombres de Yoly, Subur, Belén, Alba, Paco, Marcos, Isa, Eli, Markis, Compi, Chuli y Ner.

Han buscado todos esos miedos a pie de calle. Miedo al poder, a la cultura, a la manipulación, a la condición social, a la toma de decisiones... Los han cogido, pasado por el filtro del teatro y ahora lo sirven sobre las tablas aliñado con humor, emoción y crítica social. Santísima trinidad del sello Denuncia.

«El compromiso social siempre está ahí. Para nosotros, el teatro siempre es una herramienta de diversión, de comunicación, de transformación... Siempre de manera positiva. Esa es nuestra eterna búsqueda», sostiene quien lleva la batuta de esta propuesta, que sube a escena como un conjunto de sketchs independientes cosidos por ese hilo del miedo. «A mí me gusta verlo como una pértiga, algo que te ayuda a saltarlo, pero sin obviarlo, siendo conscientes de que en el momento de que lo conoces pierde todo su poder», ilustra Fernández Yllana.

Se pone seria la directora. Y serio es el fondo de El miedo es libre. Pero el tono del montaje es cómico, «con sus piquitos, sus momentos de reflexión». No podía ser de otra manera. El romance entre la alegría y el pensamiento crítico es duradero y está consolidado en Teatrería Denuncia. Saben que es la mejor manera de llegar al público. Y esa es siempre su meta.