La ilusión de la primera vez

Con la misma ilusión que una niña con zapatos nuevos Pilar de Sebastián, Piti, recorre los cuadros que visten las paredes del bar El Recreo (Vitoria, 45) y con la misma emoción de una mamá orgullosa de las proezas de su criatura habla de ellos, que comparte por primera vez con el público, y de la pintura en general, una pasión recién descubierta, latente en ella durante toda su vida, pero que empezó a emerger hace solo ocho meses.

Se quedó en paro. A diario pasaba por el Taller Índalo, dirigido por la artista Encarna Aguilardz, situado debajo de su casa. Un día entró. Y el óleo la atrapó sin remedio. Allí aprendió las primeras nociones, pero su espíritu inquieto y su trayectoria autodidacta la empujaban a querer más Y brujuleó en internet, y visitaba exposiciones de amigos, y viajaba en busca de referencias, y también de inspiración.

«Soy una persona muy luchadora. Cuando quiero algo voy a por ello al cien por cien», resalta y avisa de que su sueño es exponer algún día en el CAB sabedora de todo el camino que le queda por recorrer. Sarna con gusto no pica. «Soy una aprendiz. Me falta técnica, llevo muy poco tiempo, pero ilusión y ganas me sobran. Creo que tengo talento o eso me dice la gente».

La de El Recreo es una exposición de iniciación. Se refleja en ella la búsqueda de quien empieza a dar sus primeros pasos y no sabe qué camino tomar. Hay reproducciones personales de otros cuadros, pasos en la figuración, tientos al paisaje tanto realista como abstracto, juegos con la paleta cromática, motivos de Burgos, ciudad en la nació y vive, pero también de México, país que ha visitado recientemente y del que se ha traído el equipaje repleto de musas, y un atisbo de la serie Mediterráneo, sobre el dolor de las muertes de inmigrantes en el mar, a la que quiere dedicar su próxima muestra.