El Correo de Burgos

Donde el pollo baila con el folk

El Festival Pollogómez ha convertido a esta pequeña localidad en lugar de peregrinación a finales de agosto para los amantes de la música

Carlos de la Villa, presidente de La Tanguilla, el alcalde de Villangómez, Juan Carlos de la Peña, y Rodrigo Barriuso en la presentación de Pollogómez.-SANTI OTERO

Carlos de la Villa, presidente de La Tanguilla, el alcalde de Villangómez, Juan Carlos de la Peña, y Rodrigo Barriuso en la presentación de Pollogómez.-SANTI OTERO

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Y.P.E. / A.S. / Burgos
Burgos

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Érase una vez un pequeño pueblo con unos vecinos muy inquietos. Gozaba de una vida apacible, similar a la de cualquier localidad de la provincia en la que se encontraba. Tenía un entorno natural que animaba a perderse entre caminos y arboledas, presumía de una vetusta iglesia construida a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII consagrada a San Cosme y San Damián, bailaba la jota a los santos durante la fiesta en septiembre y se reía con el Paquito Chocolatero durante las noches de verbena, ejercitaba sus músculos en las instalaciones deportivas, especialmente en su lustroso frontón, sacaba pecho con algunas de las construcciones solariegas que salpican su caserío...Era Villangómez un pueblo orgulloso de su pasado y de su presente, pero quería estarlo también de su futuro. Y pensando, pensando, surgió la idea de unir emprendimiento económico y cultural. Esta relación de ideas dio lugar al alumbramiento del Festival Pollogómez, uno de los mayores atractivos del verano en este municipio situado a 21 kilómetros de la capital burgalesa.La cita nació hace seis años como un proyecto que va más allá del evento cultural. «Encaja con un modelo de crecimiento sostenible del medio rural en el que creemos y que es capaz de dar cabida de forma coherente e integrada al desarrollo económico de la zona con el fomento de la actividad cultural identificativa de los pueblos», señalan los organizadores, que pusieron en marcha este encuentro convencidos de que su modelo de integración de valores económicos y culturales era un buen soporte para todo el entorno.No se equivocaban. El Festival Pollogómez ha puesto en el mapa cultural a Villangómez. Sus apacibles calles se pintan de algarabía un fin de semana de agosto. Cada vez son más los que se dejan seducir por el pío pío. Gentes llegadas de todos los lugares y también artistas de relumbrón que han saltado al escenario de este festival, que este sábado vuelve a conjurar el baile del pollo y del folk. Kepa Junkera, La Musgaña, Vanesa Muela, La Maravillosa Orquesta del Alcohol, El espíritu de lúgubre, Miguel Cadavieco o Los Condestables han puesto banda sonora a este pueblo inquieto que ha pegado una vuelta con ritmo a su historia.Con un presupuesto para esta edición de «entre 18.000 y 20.000 euros», el festival mantiene sus señas de identidad desde que arrancara su primera edición. «Identificación con el medio rural; que sea un evento para todos los públicos y por eso se hacen actividades para todas las edades y que se implique todo el pueblo», explicaba ayer Rodrigo Barriuso en la presentación oficial del Pollogómez 2015.Sin tener vocación de convertirse en un «macrofestival», lo cierto es que el evento año tras año ha ganado adeptos y hoy es un referente en la música folk. El año pasado tocaban techo de asistencia «nos visitaron 4.000 personas», asevera el alcalde de Villangómez, Juan Carlos Peña. Llegados a este punto y -aunque no es su deseo pues se sienten «cómodos» con esa cifra-, han previsto cambios de ubicación para poder albergar a quien desee participar en este evento. «Hemos concentrado todo en la plaza del pueblo y hemos habilitado fincas rústicas como zona de acampada y para aparcamiento, así como servicios portátiles».A los conciertos, que se inician a partir de las 18 horas, les precede diversas actividades que se desarrollan gracias al apoyo e implicación de empresas locales, asociaciones, Diputación y otras entidades y, sobre todo, «la implicación del pueblo. Para hacernos una idea, somos 250 vecinos y este día hay trabajando voluntariamente 200 personas. Se implican vecinos, familiares, amigos, empresas. El festival sale adelante por esa inestimable aportación y ayuda», reconoce orgulloso De la Peña.No faltará el protagonista que da nombre al evento. A lo largo del día se asarán 500 pollos y se repartirán raciones «por un euro». Para ayudar a la realización del evento, se celebra una comida de hermandad «carrillada con verduras», incide Barriuso, por un precio de 5 euros.Y también se han puesto a la venta camisetas, delantales y mochilas que salen a la venta por 10 euros los dos primeros y por cinco euros las mochilas. «El festival es gratuito, sí, pero no gratis porque es necesaria una logística y una aportación e implicación de los que acuden Pollogómez».Los niños también tendrán su espacio con talleres de juegos tradicionales a cargo de la asociación La Tanguilla, de Aranda, de jabones y perfumería, de turutas o de peonzas; también habra un taller de comercio justo a cargo de Amycos y talleres de baile para mayores «que lo agradecerán para luego bailar en los conciertos». y, como fin de fiesta, un DJ’s local amenizará la noche tras los conciertos «hasta que el cuerpo aguante».Desde la organización se insiste en la verdadera esencia de este festival que no es otro que, además de promocionar y difundir la música folk, «poner en valor el medio rural» y lograr la «implicación» de todo un pueblo que hace suyo el ‘Pollogómez’.

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