El Correo de Burgos

XVIII PASARELA DE LA MODA DE CASTILLA Y LEÓN

Salvador Martín, Mejor Diseñador Novel

La creadora vallisoletana presentó ‘Petrita’, inspirada en su abuela. Cristina Fernández quedó segunda y el accésit fue para la burgalesa Tamara Villa

Diseño de Salvador Martín.-Raúl Ochoa

Diseño de Salvador Martín.-Raúl Ochoa

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A.S.R.
Burgos

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Ana María Salvador, que firma como Salvador Martín, se quedó sin palabras al recibir el Premio al Mejor Diseñador Novel de la Pasarela de la Moda de Castilla y León por su colección Petrita, inspirada en su abuela y en su pueblo, San Martín de Valvení (Valladolid).

La abulense Cristina Fernández se quedó en segundo lugar y el accésit, que entrega la firma de relojes Daniel Wellington, fue a las manos de la burgalesa Tamara Villa. El premio para las dos vencedoras consiste en sendos contratos de trabajo de seis meses en la empresa de moda infantil Trasluz y en el taller de la diseñadora Fely Campo.

Unas horas antes de que las tres jóvenes creadoras recogieran sus galardones de manos de la consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, y se dieran un baño de aplausos, desfilaban sus diseños, esos trabajos en los que ellas y otros cinco compañeros habían puesto sus ilusiones.

Salvador Martín presentó cuatro modelos de distintas prendas marcadas por el color teja y por la característica tela alpujarreña que durante muchos años espantó a las moscas y al calor en las puertas de las casas de los pueblos. Ana María Salvador perseguía con esta muestra trasladar a los espectadores a esos largos veranos de la infancia, de juegos en las calles del pueblo, que ella también disfrutó en compañía, entre otros, de su abuela.

Era la primera vez que la vallisoletana concurría a este Premio y ha sido llegar y besar el santo.

A las puertas se quedó la abulense Cristina Fernández, con Redes, una colección en algodón, punto y crepé que enciende los focos sobre los pequeños detalles, que, dice, son los que atrapan a las personas. Estos se traducen en sus modelos en unos bolsillos gigantes en faldas y pantalones que obligaban a girar la mirada hacia ellos sin remedio.

Y Dendritum, que acude a los cambios científicos y técnicos del siglo XX, llevaron a la burgalesa Tamara Villa, alumna de la Escuela de Arte, que también se estrenaba en estas lides, a alzarse con el accésit. Ella juega con el paño de Béjar y con el piqué en cuatro modelos en negro, blanco y beis en los que se reflejan las neuronas de esa época en la que ha encontrado el camino a seguir.

Ana María, Cristina y Tamara alcanzaron el podio, pero junto a ellos compitieron cinco compañeros más.

El palentino Ismael Aparicio, que lo intentaba por tercera vez, se dejó llevar por la moda británica, por Alexander McQueen, Amy Winehouse o Lucian Freud en una colección con transparencias y encajes. Él presentó al único modelo masculino de esta decimoctava edición de la Pasarela.

Retourner es el título elegido por Patricia Tascón para su propuesta, con un aire victoriano, floreado, elegante, con alegría. Cuatro nombres para cuatro diseños: Cactus, Euphorbia, Nigella y Zarzamora.

También exótico el nombre del conjunto de Sara Ordás: Gálatas. La creadora leonesa, exalumna de la Escuela de Arte de Burgos, se zambulle en los bestiarios para llevar a la pasarela cuatro animales: pantera, ibis, ave fénix y cisne.

Hasta la Provenza traslada al público Alexandra Grottolo con Full Moon, dupión y organza en tonos malva y gris perla con juego de volúmenes, superposiciones...

Y el mar es el que baña los modelos de Carmen Rodríguez. Aguamarina, con vestidos de grandes vuelos y cortes románticos, invita a relajarse y disfrutar, como ayer hicieron estos ocho diseñadores.

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Salvador Martín, Mejor Diseñador Novel

La creadora vallisoletana presentó ‘Petrita’, inspirada en su abuela Cristina Fernández quedó segunda y el accésit fue para la burgalesa Tamara Villa

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A.S.R. BURGOS

«Esta profesión, a veces, te da muchas satisfacciones, que compensan los sacrificios, las horas extras y las noches sin dormir porque es mucho, mucho, mucho trabajo, además de ser una profesión con muy poquita memoria. Siempre te estás examinando, da igual el currículum o la experiencia que tengas detrás, si pinchas has pinchado, es así, los fallos los perdona poco». Este era el panorama que el diseñador Lorenzo Caprile, más de veinte años en lo más alto del mundo de la moda española, daba a modo de consejo a los jóvenes creadores en el marco de la Pasarela de la Moda de Castilla y León.

El artista siguió la jornada de ayer en calidad de padrino de esta decimoctava edición y también de miembro del jurado del Premio al Mejor Diseñador Novel, además de, como cierre de esta cita, mostrar una «modesta colección» compuesta por modelos que vestirían un grupo de amigas jóvenes y guapas que asisten a una boda, entre las que se encontraba Estefanía Luyk.

Cualquier palabra tiene peso en una persona que lleva dos décadas en este mundo. Veinte años que han pasado raudos delante de su mirada. «Han sido muy rápidos, demasiado rápidos, parece que empecé ayer», destacaba el creador, que preguntado si ha cambiado mucho el mundo de la moda en este tiempo responde sí y no.

Se explica: «La industria de la moda sí ha cambiado, pero la esencia de lo que yo hago en el taller, no. Es curioso porque al final todo vuelve y estoy rehaciendo trajes que empecé hace veinte años y que ahora vuelven a estar de moda».

Con todo, algunas cosas sí han variado de aquellos patrones. «Estamos en un momento muy minimal, las niñas piden trajes muy años treinta, de línea lánguida, de crepes y mucho vuelo, que me recuerdan mucho mis primeros modelos, que están de máxima actualidad», observa este diseñador que cuenta en su agenda con célebres clientes como las infantas Cristina y Elena, Marta Sánchez, Maribel Sanz, Arantxa del Sol o Carla Royo Vilanova.

Lorenzo Caprile (Madrid, 1967) ha celebrado estos veinte años como modista, con la publicación del libro De qué hablamos cuando hablamos de estilo, que recoge veinte mandamientos de estilo reunidos de esta larga y fructífera experiencia.

Veinte que el creador se lanzó a resumir en uno: «Tenemos que perder miedo al espejo, ese que tenemos todos a enfrentarnos con nosotros mismos y a como somos en realidad. Debemos sacar partido a las cosas buenas que tenemos y olvidar las demás. El miedo al espejo es, desgraciadamente, muy común».

Patricia Tascón, el mejor modelo inspirado en el vino

El color marsala, el de la uva de los majuelos de la Ribera del Duero y tendencia en la temporada otoño-invierno 2016, inspira a los jóvenes creadores. La vendimia arranca en la Ribera de Duero y su eco se escuchó ayer en la Pasarela de la Moda de Castilla y León. El color de los caldos burgaleses, el denominado marsala, inspira a los jóvenes diseñadores una colección que impregnó de sofisticación los duros trabajos en los majuelos del sur de la provincia a instancias del Consejo Regulador. Su gerente, Enrique Pascual, presenció los trabajos y sentenció: «Ribera del Duero lleva mucho tiempo de moda».

Y fue el modelo propuesto por Patricia Tascón el que más sedujo en la mirada del jurado. Báquica es el título que lo puso y con él se adentra en la noche, en ese momento en el que el vino es mágico, el invitado perfecto a toda fiesta.

El marsala también inspiró a sus colegas. Cristina Fernández se deja envolver por la tierra y tira de un crep stretch «cuya rugosidad evoca ese tacto robusto de la tierra». Con el atardecer más tardío juega Alexandra Grottolo, que confecciona su propuesta en satén y una capa en gasa «representando el sabor delicado y armónico del vino». A la naturaleza orgánica del tono marsala se dirige Sara Ordás.

Salvador Martín (Ana María Salvador) e Ismael Aparicio dejan la viña y cogen la copa. Ella se fija en el movimiento del vino cuando cae en esta se refleja su asimétrico vestido y él en los aromas y texturas de estos caldos.

Hasta los años 70 viaja Carmen Rodríguez y en el equipaje se trae gasas y satén para una mujer elegante y bohemia. En la noche se adentra Tamara Villa, que con su propuesta da rienda suelta a las bacanales en las que el vino era el dueño y señor.

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