El Correo de Burgos

LITERATURA

«Se necesitaría otra vida para hablar de los libros leídos»

Bernardo Atxaga comparte vivencias con los asistentes a los clubes de lectura y con el público en general al tiempo que reconoce: «No me gusta hablar de literatura salvo en charlas y actos así»

Bernardo Atxaga, ayer en el salón de actos de la Biblioteca Pública, junto a la directora.-Israel L. Murillo

Bernardo Atxaga, ayer en el salón de actos de la Biblioteca Pública, junto a la directora.-Israel L. Murillo

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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El cielo castellano no es nuevo para Bernardo Atxaga. El escritor vasco ha paseado por sus campos, se ha perdido en sus horizontes, ha compartido charla con sus gentes... El autor de Obabakoak volvió ayer por estos pagos para compartir un rato con los miembros de los clubes de lectura de la Biblioteca Pública, que han tenido en su lista de títulos su última novela, Días de Nevada, y con fieles lectores que se sumaron a la cita.

Minutos antes del encuentro, Atxaga apuntaba la importancia de los clubes de lectura para un escritor porque es la prueba más fehaciente de que hay alguien al otro lado. «Para algunos autores es un primer anillo protector porque tiene ahí un grupo que sabe positivamente que le ha leído, que es algo que cuesta conocer, no es tan fácil saber que la gente lee tus libros», apunta y bromea: «Luego si hay más y millones de lectores por el mundo no está mal...».

Sí que observó el autor de El hijo del acordeonista que en España el formato utilizado en estos encuentros es el «restringido». «En otros países hay grupos de lectura que se reúnen a leer en voz alta, eligen una obra y van leyéndola y escuchándola», anotó y echó en falta que no se adopte este modelo.

¿Ha participado en algún club como lector? «No. Me gusta mucho pensar en los libros, siempre hago anotaciones en el margen de las páginas, pero no soy una persona muy dada a hablar de literatura, salvo en conferencias o cuando estoy escribiendo. En la calle con los amigos, prefiero otros temas, más que nada porque para mí es dificilísimo hablar a toda velocidad de los libros. Puede ser interesante decir frases rotundas en el bar, pero a mí particularmente no me llena», explica y hace suya una frase de Peter O’Toole, que decía que nunca hablaba de cine.

«Para mí es tan complejo y tan profundo el hecho de leer, pasan tantas cosas por la cabeza mientras lo haces, que luego todo lo que se diga y verbalice queda raquítico. Se necesitaría una vida más para hablar tranquilamente de los libros que hemos leído, no por la dificultad intrínseca sino por la cantidad de cosas que hay que decir», amplía antes de sentarse ante los lectores.

Su encuentro con ellos empezó veinte años antes, en las calles de Villamediana del Cerrato, el pueblo palentino donde se trasladó a vivir nueve meses y donde nació su reconocida Obabakoak, que luego terminaría en el burgalés Santa María del Campo. Viajó después a Nevada, donde en una experiencia similar alumbraría Días de Nevada. De aquella peripecia castellana recordó que «siempre hay que llevar una historia a los sitios porque si no te la ponen ellos». Y con la que ayer llevó a orillas del Vena enganchó al público.

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