El Correo de Burgos

Números redondos en la Real Academia

El 70 aniversario se celebrará con un libro con las semblanzas de los numerarios fallecidos y el número 250 del boletín saldrá en noviembre

El salón de estrados de la Diputación volvió a acoger la inauguración del nuevo curso académico.-Santi Otero

El salón de estrados de la Diputación volvió a acoger la inauguración del nuevo curso académico.-Santi Otero

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Los académicos volvieron anoche a palacio. El salón de estrados de la Diputación fue el escenario un año más de la apertura del curso de la Institución Fernán González. Nueve meses por delante para alumbrar proyectos de larga gestación, para poner en marcha nuevas propuestas y para celebrar, sin grandes alharacas, pero festejar al fin y al cabo, el 70 aniversario de la Real Academia Burgense, nacida en 1946. Su actual director, José Manuel López Gómez, encargado de inaugurar la temporada con una disertación sobre los balnearios burgaleses, concretamente el de Valdelateja, avanza los quehaceres que les mantendrán en acción.

La única juerga que se correrán los académicos será un baile entre legajos. Van a preparar un libro que reúna las semblanzas de los setenta numerarios muertos que se han sentado en esta casa desde su creación. Se retratará a las figuras más conocidas como el profesor Ismael García Rámila o los historiadores Teófilo López Mata, Nicolás López Martínez o Alberto Ibáñez y se sacará de la oscuridad a los más ignorados. Léase entre estos últimos a Maximiliano Gutiérrez Moral, presidente del Colegio de Médicos, investigador que se trasladó a París, donde trabajó en la mejora de la higiene de las clínicas materno infantiles en los años treinta. El volumen saldrá el próximo otoño.

Otra de las cifras redondas que hará estar de enhorabuena a la Real Academia es la presentación del número 250 de su boletín con colaboraciones de un puñado de académicos, que han viajado por la historia burgalesa en busca de personajes inéditos y curiosos o sucedidos olvidados y rescatados. López Gómez anota los primeros días de noviembre como fecha para su presentación.

Próximo también está el día de la puesta de largo de la digitalización y puesta en red del Fondo Machadiano, uno de los proyectos más ambiciosos y ejecutado por la Fundación Cajacírculo, al que quieren unir próximamente su importante colección de revistas, que no se pueden encontrar en ninguna otra biblioteca de la ciudad, fruto del intercambio con una larga lista de centros de estudios locales de todo el país.

Nuevo chico en el club

Números redondos al margen, la Fernán González asistirá al discurrir de un nuevo curso con su actividad habitual. Antes de que termine el año está prevista la lectura del discurso de ingreso del profesor José Matesanz, que recupera la memoria de viajeros que han hablado de la Catedral tras su estancia en la ciudad.

Más adelante lo hará el último fichaje del club: Juan Álvarez Quevedo. El delegado diocesano de Patrimonio y presidente del Cabildo Metropolitano se incorpora a las filas de la Real Academia, que con él ya cuenta con 19 académicos numerarios.

Junto a estas dos intervenciones, otros conferenciantes se asomarán al micrófono: el subdelegado de Defensa, Jesús María Cirujano, que se jubila, hablará sobre la evolución del sistema defensivo en Burgos en los últimos 50 años; René Payo hará lo propio sobre Juan de Vallejo, sobre el que está preparando un libro; o Germán Delibes de Castro, académico correspondiente desde el año pasado, que trasladará al público hasta los hallazgos arqueológicos de Las Loras.Un deseo: una sede más amplia

Nunca antes había aludido José Manuel López Gómez a una espinita que tienen clavada y que ven difícil sacársela a corto plazo. El director de la Fernán González observa como la sede, ubicada en el emblemático Consulado del Mar, cada año que pasa se los queda más y más pequeña. «Tiene una superficie limitada y nos vemos cada vez con más dificultades para mantener con la dignidad que precisan nuestras colecciones de libros y las donaciones que recibimos de simpatizantes o de familias de los académicos fallecidos», señala el director, quien asume la complejidad de buscar una solución a este problema. Confiesa que hoy por hoy no la tienen. «Lo hemos meditado mucho, pero que mucho, pero no la encontramos», apostilla y aplaude que la Diputación, su patrona, también tiene la voluntad de dar una salida a este escollo, cada vez más preocupante.

La ampliación de la sede tal vez también los acercaría más a la sociedad de a pie. Tal vez. Aunque López Gómez cree que este objetivo largamente perseguido por la Real Academia va por buen camino y, dice, se refleja tanto en el incremento de las colaboraciones con otras asociaciones de la provincia (Jornadas de Poesía Villa de Sasamón, Tierras de Lara o Amigos de Medina de Pomar) como en las visitas de escolares.

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