Mujeres en primera plana

Muchos se habrán emocionado con los dibujos imposibles que garabatea al viento con su mantón o la cola de su vestido. Menos serán los que conozcan el nombre de esa bailaora capaz de hipnotizar hasta al más duro del patio de butacas en cada uno de los conciertos del guitarrista Mariano Mangas. Esa chica menuda, pizpireta, poseída por el duende del flamenco en el país del invierno es Sandra Pinilla. Una burgalesa que debe a su infancia de guindilla el arte al que ha entregado su vida. Siempre en un segundo plano, salvo en su escuela, donde es dueña y señora, siempre diluida en el elenco coral, ahora todos los focos se dirigen a ella, sus músicos se colocan detrás y sus tacones son los cimientos que sostienen el espectáculo Flamencas, a estrenar el domingo en Cultural Caja de Burgos de la avenida de Cantabria (19.30 horas, 6 euros).

Ella es la protagonista, una de las Protagonistas del nuevo ciclo orquestado por la Universidad de Burgos y la Fundación Caja de Burgos con ánimo de continuidad y con la misión de propiciar que las mujeres artistas pasen al primer plano y reivindicar su papel, casi nunca reconocido, a lo largo de la historia.

Porque son mujeres las que salen a escena y lo hacen con montajes que aplauden la labor de sus iguales tanto en el mundo del flamenco como del folclore castellano.

A estas últimas se rinde Manos de mujer, del Colectivo Hestia, que toma su nombre de la diosa del hogar, integrado por la musicóloga y acordeonista Uxía López, la cantante y compositora María Alba, la cantaora y percusionista Virginia Ferrero, la violonchelista Tatiana Rodríguez, la clarinetista y dulzainera Irene López, la contrabajista Sandra Ruibal, la bailarina y artista plástica Verónica Alcácer y la actriz Violeta Ollauri.

«El espectáculo se basa en canciones de la música tradicional de Castilla, Asturias y Galicia, recuperadas y actualizadas, que acompañaban a la mujer en su papel de trabajadora del campo, de sustento de la familia, de madre y esposa y se completará con una pintura realizada al compás de esos ritmos y con la interpretación de lo que sugiere», explica Ollauri en nombre del Colectivo Hestia.

Las mujeres que se pusieron el mundo por montera en un mundo tan masculino como el flamenco como Matilde Coral, Cristina Hoyos, Carmen Amaya, Blanca del Rey y, en otra línea, la bailarina vallisoletana Mariemma acaparan Flamencas. «Quería rendir homenaje a estas maestras que tuvieron que luchar al principio para que ahora nos sea más sencillo abrirnos camino, aunque aún sea difícil. Ellas lo tuvieron muy complicado por todos los problemas sociales y familiares que acarreaba que una mujer trabajase de noche en un tablao, que saliese de gira... Hace cincuenta años no estaba bien visto», expone Sandra Pinilla, ilusionada con este desafío. «Es la primera vez que me dan la oportunidad de crear un espectáculo con mi nombre en primera fila», aplaude.

Aunque su primera intención fue rodearse de mujeres, pronto desistió. Faltan cantaoras y guitarristas mujeres en Burgos. Y decidió llamar a sus compañeros habituales. La arroparán el guitarrista Mariano Mangas, el percusionista Jorge Jiménez Jorgillo, el cantaor José Salinas y el poeta Tino Barriuso con sus textos. Además se trae de Jerez a la guitarrista israelí Noa Drezner y a la cantaora Davinia Jaén.

¿Era necesario un ciclo así en Burgos? Ni Ollauri ni Pinilla lo tienen claro. No creen que la mujer ocupe un segundo plano, pero sus palabras no son tajantes al respecto. Habla la actriz: «Sigue sin haber las mismas oportunidades y en muchos campos predominan los hombres. Llegar hasta aquí ha sido tan difícil que hay que ponerlo de manifiesto y reconocer los pasitos que otras mujeres dieron». Y dice la bailaora: «Todavía muchas veces el trabajo de una mujer se toma menos en serio que el de un hombre». ¿Somos protagonistas o secundarias?