El Correo de Burgos

El extraño caso del baile sobre ruedas

El autobús que va del Cid a Gamonal se convierte en el más curioso de los escenarios de la mano de Vibra-Tó y Diego Galaz

Jorge, un pequeño de dos años y ocho meses, se quedó maravillado con las melodías interpretadas en el bus por Vibra-Tó y Diego Galaz.-Raúl Ochoa

Jorge, un pequeño de dos años y ocho meses, se quedó maravillado con las melodías interpretadas en el bus por Vibra-Tó y Diego Galaz.-Raúl Ochoa

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Cuentan los viejos que nunca antes se había visto un autobús con tanta marcha por las calles burgalesas, que jamás a la señora Maribel le había costado tanto bajar del ayer maldito hoy bendito autobús, que ni aunque mil años vivieran olvidarían esa magistral interpretación del himno de Riego con el palo de un recogedor, que en su vida habían visto tocar con más salero el tan patriota burgalesa, burgalesa con un collar de huesos y la tubería de una bombona de butano, que el maravilloso País de Nunca Jamás se quedará en migajas en la memoria de Jorge y sus dos añitos... Contarán las crónicas que mayores, jóvenes y niños la gozaron ayer en el autobús que cubre la línea entre el Cid y Gamonal por obra y gracia del Festival de Intérpretes e Instrumentos Insólitos y de la mano de Vibra-Tó, un dúo granadino que saca melodías a los objetos más cotidianos, y el director artístico de la cita, el infatigable Diego Galaz.

Los músicos habían sorprendido a los pasajeros en tierras gamonaleras a las siete de la tarde. Algunos se lo esperaban. La mayoría se había encontrado con la jarana que, a juzgar por el entusiasmo del violinista burgalés, fue de las buenonas.

Más demudada, pero con mucha guasa, traían la cara Miguel Guinea y Joaquín Sánchez. «Ha sido un poco peligroso, pero muy, muy acogedor», señalaba uno de ellos en la parada del Cid, antes de coger el mismo autobús que lo llevaría de vuelta a Gamonal -en la Casa de Cultura tocarían una hora después compartiendo cartel con Jhana-. Afirmaban también con retranca que el público del autobús sí es distinto al de un teatro al uso. «Se mueve más, por lo general», bromeaban. Y es que aunque lo pudiera parecer, no, no era su debut en un vehículo en movimiento. Ya se habían estrenado en un festival en Granada.

Lo que sí hacían por primera vez era tocar la típica Burgalesa, burgalesa, manojito de claveles con el citado cable naranja de gas butano mientras el conductor ya enfilaba la avenida del Arlanzón.

Poco a poco, la cosa se fue ambientando y aparecieron los primeros pasos de baile con Paco de Lucía interpretado con el palo de una escoba. Y del duende del flamenco a la sabrosura latina con una canción del nordeste de Brasil. Muy, pero que muy apropiada para subir el ánimo y los dos grados que marcaba el termómetro.

La recta final, esa eterna calle Vitoria a la que ayer parecían haber robado metros, se unió a la insólita danza en un final popurrí de temas. Desde el hit festivo de Gloria Gaynor al italiano Volaré, volaré o el Himno de Riego -insólito en unos días con omnipresencia de la Marsellesa-...

Ningún pasajero se lamentó de haberse pasado la parada, pero sí de que no se repitiera más a menudo la experiencia. La mayoría se encontró a los músicos insólitos e hizo reverencias al destino por ello, otros habían cogido el bus a propósito como Jorge, un pequeño fan de Diego Galaz que con las primeras notas se olvidó del frío y de la espera en la marquesina del Cid.

De más lejos llegaban Elena, Alberto, Victoria y David. Habían recorrido los trescientos kilómetros que separan Zaragoza de Burgos para acudir al festival. Va a ser verdad que su eco traspasa los feudos del Cid. De él habían tenido noticia por boca de Galaz en un concierto de Fetén Fetén en el Festival de Danzas Sin Fronteras.

«De oír a Diego hablar de la ciudad decidimos que teníamos que venir un día, y conocer El Patillas, y ya puestos, que coincidiera con el festival y qué mejor mes que noviembre para venir a Burgos...», decía sarcástica y abrigada Vicky como portavoz del grupo, encaminado hacia la Casa de Cultura de Gamonal tras bajar del autobús más bailongo jamás conocido, que a la familia Alonso Presencio dejó compuesta y sin novio. Próxima parada...Y lo que te rondaré morena...

Suena una flauta japonesa. El programa se reanuda el viernes con un concierto de shakuhachi, una flauta japonesa. Honkyoku, 500 años de tradición musical zen animará al estilo oriental el Palacio de Castilfalé (20 horas, entrada libre).

El mundo en violín trompeta. Los músicos burgaleses Diego Galaz y Luis Martínez, que para la ocasión se hacen llamar Los fabulosos strohboys y se dejan acompañar por sus strohviols, que también atienden al nombre de violines trompetas, proponen un viaje a principios del siglo XX el sábado 28 en la Casa de Cultura de Gamonal, compartiendo cartel con...

... Kepa Junkera insólito. El artista vasco, con instrumentos insólitos propios de su tierra como la txalaparta o la alboka, saldrá al mismo escenario que sus colegas. El programa doble empezará a las 20. 15 horas (5 euros).

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