El Correo de Burgos

Periodistas, verdugos y mártires de boletín

La Fernán González celebra el número 250 de su revista con una edición extraordinaria con once estudios de sus académicos numerarios

Un puñado de académicos presentaron el boletín al presidente de la Diputación en su despacho.-Israel L. Murillo

Un puñado de académicos presentaron el boletín al presidente de la Diputación en su despacho.-Israel L. Murillo

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A.S.R.
Burgos

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La Institución Fernán González celebra el número 250 de su boletín con una edición extraordinaria que incluye once colaboraciones de sus académicos numerarios.

«Esta edición corona una trayectoria de casi cien años, desde 1922 hasta el presente, de investigación y de aportación cultural, histórica y artística a nuestra provincia», celebró ayer el director de la Fernán González, José Manuel López Gómez, quien cifró en 38.000 páginas y cerca de 2.000 trabajos de divulgación los que han pasado por el boletín desde su nacimiento.

El profesor Ismael García Rámila o los historiadores Alberto Ibáñez, Teófilo López Mata, Eloy García de Quevedo, Nicolás López Martínez... han firmado en estas páginas, que, matiza López Gómez, no solo ha publicado a académicos, sino también a investigadores ajenos a ella de distintos lugares del mundo.

Las temática ha sido variopinta. Su director, que observa «el prestigio nacional e internacional que tiene el boletín en los foros culturales», destaca la importancia de estos pequeños estudios «locales, que no localistas» para la elaboración de otros más ambiciosos.

Este número 250 también se nutre de un amplio abanico de asuntos.

Algunos recuperan personajes desconocidos con una vida más que jugosa como la del periodista Jacinto Ontañón, fundador de El Papa-Moscas, o el verdugo Gregorio Mayoral. Otros se acercan al pasado para explicar el presente como hace la profesora Lena Saladina Iglesias sobre el trazado urbanístico de la ciudad desde los años posteriores a la Guerra Civil o el periodista Vicente Ruiz de Mencía, que se sube al tren desde su llegada a Burgos hasta la reciente culminación del desvío. Algunos se quedan en la capital y arrojan luz sobre hechos históricos como el uso del Monasterio de San Juan para fines penitenciarios o la llegada de la vacuna contra la viruela. Y otros acuden a la provincia, a Montejo de Cebas o Ubierna.

El boletín de la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes coge el testigo del que editaba la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Burgos, su antecesora, desde 1922.

«En los tiempos modernos, la ciencia se va formando especialmente en las revistas, que recogen los estudios dispersos, las monografías incipientes sobre los varios asuntos, y dan así materia para que luego los grandes escritores (...) formulen teorías y leyes generales», justificó su salida su director, Eloy García de Quevedo, y recoge López Gómez en la introducción.

Cuando en 1946 se crea la Fernán González, adoptará ese boletín, que continuará hasta la actualidad. Hasta el año 1962 tendrá periodicidad trimestral. Después, semestral. Y solo entre los años 1985 y 1992 se interrumpirá su publicación.

El Milenario de Castilla en el año 1943, el quinto centenario del nacimiento de Isabel La Católica en 1951, el congreso sobre los Hermanos Machado en la Universidad de Texas en 1983 y la celebración de los cincuenta años de la Fernán González en 1996 propiciaron números extraordinarios del boletín como el que ya está en las estanterías.

No todo fueron felicitaciones ayer. López Gómez se guardó un tirón de orejas. «Las instituciones y la sociedad burgalesa, posiblemente por nuestra culpa, valoran poco la gran aportación y esfuerzo que generaciones de académicos e investigadores han realizado a través de esas páginas, que hoy día sigue siendo el único medio de expresión periódico para la cultura burgalesa», lamentó y esperó que siga así por los siglos de los siglos.

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