El Correo de Burgos

«Me metí en la música de forma natural. La mamé»

Rodrigo Mercado presenta su segundo disco, ‘El fondo de la chistera’, el sábado en El Hangar en un concierto especial para el hijo de Rosendo, que guarda «muchos recuerdos y amigos» de sus veranos en Montorio

Rodrigo Mercado.-Juan Pérez Fajardo

Rodrigo Mercado.-Juan Pérez Fajardo

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A.S.R.
Burgos

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Rodrigo Mercado está convencido de que puede hacerse mejor, vive en el fondo de una chistera aguardando, esperando a que un hechizo le transforme, y no se va a quedar con los brazos cruzados, va a aprender magia. Es la declaración de intenciones que realiza el joven músico madrileño en su segundo disco en solitario, El fondo de la chistera, que presenta el sábado en El Hangar (22 horas, 6-8 euros), en un cartel compartido con Nubes de malta, que acaba de publicar su segundo álbum, La cámara lenta, que le ha colocado la etiqueta de banda emergente.

Rodrigo Mercado, hijo del mítico Rosendo, que ha llenado en un par de ocasiones El Hangar, vivirá un concierto especial. Por muchas razones. Porque desgranará las canciones de su segundo trabajo en solitario por primera vez en Burgos y porque lo hará a treinta kilómetros del pueblo donde exprimió los veranos de su infancia. Montorio estará muy presente en la sala de San Pedro y San Felices.

«Ahora voy menos porque mi vida ya es otra, pero he pasado allí mucho tiempo. De pequeño iba dos meses todos los veranos durante muchos años y tengo muy buenos recuerdos, muy buenos amigos y familia», asiente Mercado, que solo recuerda un concierto en el pueblo con su grupo anterior.

«Será una noche especial. Se juntan varias cosas y va a estar muy bien», augura cual mago que hace algo más que esperar un hechizo en el fondo de la chistera.

¿Qué hay allí? «La canción habla de cuando estás esperando a que pase algo y no acaba de suceder. En ese momento necesitas un poco de magia para que las cosas vayan a mejor», responde el artista, que, como la mayoría de los que se meten en el local de ensayo, sueña con dedicarse a la música profesionalmente, consciente de que es «muy complicado», incluso para quien que es hijo de alguien que ya forma parte de la historia del rock patrio como es el caso. «Es complicado para todo el mundo», reitera.

La pregunta es inevitable: ¿Ser vástago de Rosendo es un obstáculo o un trampolín?

«Está claro que tiene muchas cosas buenas, cuentas con un entorno propicio, incluso muchos de los amigos de mi padre o gente que trabaja con él, a la que conoces, es de ese mundo y en un momento dado tienes ahí a alguien a quien enseñarle un trabajo. En mi caso mi productor, Eugenio Muñoz, es el mismo que el de mi padre y le conozco por eso, otra cosa es que a él le guste lo que haces», responde sincero y añade que «también tiene su lado oscuro».

Cuenta que en el momento de empezar su carrera en solitario sí se planteó echar mano de un seudónimo para evitar suspicacias. Al final decidió tirar con su nombre consciente de que «al tener tan a la vista la etiqueta era más fácil que te señalaran como hijo de». ¿Llega a molestar? «Depende. Hay gente que lo hace con respeto y que incluso piensa que si eres hijo de músico algo sabrás del tema y luego está lo contrario, que creen que no tienes ni idea y te has metido en la música para vivir del cuento. Otros simplemente te miran con curiosidad».

¿Y por qué se metió en la música? La respuesta es clara, y obvia. «Porque lo mamé. Yo empecé en esto de la música hace casi veinte años, no es una cosa de ahora, y desde muy pequeño canturreaba y trasteaba con los aparatos que tenía mi padre en casa. Luego ya me puse a escribir. Empecé de una manera natural, nunca me lo planteé, me gustaba mucho, lo sentía como mío y tiré con ello», sostiene Rodrigo Mercado, que musicalmente se aleja mucho de su progenitor.

El fondo de la chistera tiene pinceladas de rock, pero también de reggae, soul, rap, funky, rumba... «Tengo muchas influencias, escucho y me gusta música muy diferente, y al final cuando compongo me salen matices de cosas diferentes en una misma canción», reconoce y da por buena la palabra exótico como definición del álbum.

«Hago temas de todo tipo y al juntarlos es verdad que es exótico. A veces es complicado que la gente de primeras se trague el disco porque piensa ‘ahora va para acá, ahora para allá’, pero es mi manera de componer», amplía y confiesa que para él lo más importante de su trabajo son las letras: «Realmente empecé en la música escribiendo y cantando esas letras, que son mis comeduras de cabeza, lo que yo siento sobre lo que me rodea».

¿Vamos, que Rodrigo Mercado es un cantautor en toda regla, aunque no se le catalogue así? «La verdad es que sí, últimamente me lo han dicho más veces, y yo siempre he dicho que al final soy eso. Hay una imagen muy estereotipada en España del cantautor, con su guitarra, su canción protesta, que es eso, pero también quien escribe sus canciones, sus letras y las canta», señala este músico Tramposo, que cada atardecer cuando la luz es suave y todo melodía, a veces bebe tragos de rumba y coge borrachera de clave, que cada anochecer, cuando la luna sale te dice que sí a todo para que no le escondas la llave de ese lugar más puro y sereno, la sábana que tú le abres...

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