El Correo de Burgos

LITERATURA / NUEVA PUBLICACIÓN

Esquivias recorre las 'fronteras invisibles'

El escritor burgalés publica hoy 'Andarás perdido por el mundo', su tercer libro de relatos

Óscar Esquivias.-ECB

Óscar Esquivias.-ECB

Burgos

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«El género del cuento tiene algo muy potente que lo aproxima a la pintura y a lo plástico: permite la contemplación. Cada cuento es como un cuadro donde todos los elementos son importantes y el lector tiene que estar atento; una novela, sin embargo, es algo más largo y fluido, que no te permite esa intensidad en la mirada. A mí eso me gusta mucho, porque creo que soy un escritor muy plástico. Para mí es un género absolutamente apasionante». Las palabras son de Óscar Esquivias, que tras La marca de Creta (2008) y Pampanitos verdes (2010), tendrá a partir de este lunes, 22 de febrero, su tercer libro de cuentos en las librerías de toda España.

Con Andarás perdido por el mundo (Ediciones del Viento, 18,50 euros), el autor de la ‘trilogía dantesca’ regresa a uno de sus géneros predilectos con un volumen que reúne una selección de 14 relatos que ha publicado en el último lustro en diferentes antologías, revistas u obras colectivas.

Pese al dispar origen de cada una de esas obras, Esquivias reconoce en declaraciones a Ical que al hacer la selección constató «con sorpresa» la «unidad» y el «aire de familia que tenían» los cuentos. «Cada uno había nacido en circunstancias completamente diferentes, pero al verlos juntos realmente parecía que había estado escribiendo un libro sin ser consciente de estar haciéndolo, y eso me pareció muy bonito, muy misterioso y también un poco aterrador», explica a la agencia Ical.

Además de la multiplicidad de escenarios en los que discurren las tramas, para el escritor en los catorce relatos que conforman el libro «los problemas de los personajes se parecen mucho, hay mucha presencia de la música, y coinciden temas como el descubrimiento de la sexualidad, en momentos cruciales como el paso de la infancia hacia la adolescencia o de la adolescencia hacia la madurez».

Precisamente esos momentos de transición entre etapas vitales, en los cuales «nos vamos conformando como personas, mientras atravesamos fronteras invisibles», es uno de los instantes que más aprovecha Esquivias para ambientar sus narraciones.»“Literariamente siempre me han interesado los momentos de epifanía o de autoconocimiento, de descubrimiento de uno mismo, y en nuestra vida nos enfrentamos a varios. Nos sirven para enriquecernos, para conocemos, y cuando llegan sentimos que ese descubrimiento nos cambia y nos hace recapitular la mirada que tenemos sobre la vida y sobre nosotros mismos», detalla.

Otro de los grandes temas que sobrevuelan buena parte de estos cuentos es la familia, un letimotiv que, históricamente, «ha sido siempre un motor narrativo potentísimo por la intensidad de los sentimientos y por las relaciones que se establecen en ese núcleo». «Sondear lo que sucede dentro de una familia es como estudiar una sociedad entera. Ahí se concentra todo y eso siempre me ha interesado mucho», reseña.

Ciudadano del mundo

Como título para su obra, ha elegido una de las maldiciones que Yavé profirió a Caín después de que éste asesinara a su hermano Abel. «Desde niño siempre pensé que andar errante por el mundo no era ningún castigo, sino todo lo contrario. Siempre me ha gustado perderme y andar a mi aire, y creo que esa condición de vagabundos les encaja muy bien a la mayoría de los personajes de este libro», señala.

Cuestionado sobre los escenarios geográficos dispares que desfilan por sus relatos, desde lugares que nunca ha pisado como la costa californiana o las ciudades rusas de Mtsensk y Moscú, hasta enclaves íntimos en su itinerario vital como Gamonal o Madrid, apunta que se ha sentido «muy cómodo» escribiendo todos ellos.

«A veces, cuando ubicas un relato en un espacio que conoces bien, puedes sembrar la duda de si esa historia está estrechamente vinculada con tu experiencia o con tus sentimientos, dando la sensación de que estás desnudándote o confesándote en cierta manera ante el lector. Sin embargo, si hablas sobre personajes o paisajes muy lejanos parece que tienes más libertad para fantasear. En mi caso sucede lo contrario: cuando hablo sobre Gamonal y sobre el tiempo de mi infancia en realidad lo que hago es fantasear mucho más. Quizá por pudor, el ingrediente autobiográfico es mucho menor. Por otra parte, en los cuentos con ambientación más exótica, donde parece que estoy menos presente, quizá sea donde yo me permita ser más confesional», argumenta.

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