El Correo de Burgos

40 Festival Internacional de Folclore

Con vistas al otro lado del Atlántico

Argentina recorre el país con sus danzas y Chile, con sus músicas, mientras Brasil anima el vermú

El público espantó cualquier vergüenza y se animó a bailar con los argentinos desde el minuto uno.-Israel L. Murillo

El público espantó cualquier vergüenza y se animó a bailar con los argentinos desde el minuto uno.-Israel L. Murillo

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Chacarera, sambos caporales, ranchera, cueca... El Festival Internacional de Folclore se asomó al otro lado del Atlántico en la mañana de ayer y volaron estos términos con acentos propios de otras latitudes. Y propiciaron una expedición por las danzas y las músicas de dos de los países del Cono Sur, Argentina y Chile. Los primeros sacaron a bailar a pequeños y grandes junto al templete del Espolón y los segundos mecieron el patio de butacas del Teatro Principal con canciones más y menos conocidas.La aventura empieza puntual. Sello de la casa. La presidenta del Comité de Folclore, Regina Peñacoba, espolea a los burgaleses que muchos minutos antes de que empiece el taller Baila con nosotros ya hacen corro bajo los plátanos frente al viejo quiosco de música. Desconoce la también presentadora que ya no hace falta. Que la timidez ha tornado en desparpajo y la vergüenza se ha ido de vacaciones con el pudor. Ni media tardaron los bailarines en sacar a los espectadores al corro. Pequeños, de los que acaban de aprender a atarse los zapatos, y grandes, de los que ya no peinan canas porque tienen el pelo blanco.Entre cajas, sin perder detalle de lo que sucede, está Alejandro Tapia, el director del Gran Ballet Argentino, viejo conocido del público burgalés, con, por lo menos, cinco participaciones en el veterano festival, la última en 2012. «Nos sentimos como en casa, tenemos muchos amigos y estamos muy contentos de estar en este aniversario. Deseamos que siga con sus ediciones a pesar de las crisis. De España es el más emblemático y del mundo es de los mejor organizados», observa y advierte que, después de 36 giras, sabe de lo que se habla. «Tenemos mucho mundo. Sería bueno que incluso tuviera más apoyo», insiste acompañado por la coordinadora de la formación, Sonia Campos.El taller retrató al país sudamericano de norte a sur a través de sus danzas, que beben, como suele ocurrir en el resto de Latinoamérica, de múltiples influencias, debido a los movimientos migratorios, muy acentuados en el siglo XIX, con presencia de españoles, italianos, ucranianos...El primer trazo guía a los presentes hasta el litoral argentino, con pinceladas de Europa del Este. Las rancheras rompen el hielo sin necesidad de picador. Y dan paso a la «muy difundida» chacarera. Con el ‘zapateo del nene’ y el ‘zarandeo de la nena’ -dígase esto con dulce acento argentino-, los intrépidos bailarines burgaleses aprendieron los cuatro pasos.«Aunque tienen coreografía, la mayoría de las danzas allí dejan libertad a los bailarines para modificarlas. Son de pareja y, por lo tanto, alguna cuestión propia hay. En la vida real la gente baila como puede, como lo siente, como le sale... Cada uno tenemos nuestra personalidad», sostiene Tapia y añade que en Argentina todas nacen, en general, en un contexto de fiesta.El tango es indiscutible si de aquella tierra se habla. Y hubo. Antes de pasar al noroeste del país con su Carnavalito, baile alegre, que pondría la guinda a este taller, que, después de 20 años de historia, definitivamente, ha robado la timidez a los burgaleses.Gracias a la vida

Gracias a la vida que me ha dado tanto... Este profundo y gozoso lamento de la chilena Violeta Parra, mundialmente conocido, figuraba en el repertorio a desgranar por el Ballet Folclórico de Temuco (Chile) en la sección Músicas y canciones del mundo en el Teatro Principal, que, poco a poco, completó su patio de butacas, ocupado por muchos abuelos orgullosos con sus nietas que tararearon los temas sin soltar la cámara de fotos.Acordeón, conga, bombo, caja, saxofón, guitarra, flauta travesera... sonaron junto a sugerentes voces de dispares timbres en un concierto que trazó una ruta por la música chilena desde el sur al norte.

Se arrancaron con unos valses, que beben en la colonia alemana. Siguió el recorrido con parada en Rapa Nui o la Isla de Pascua, con influencias de los sonidos tahitianos, hasta llegar a la zona centro, con referencias españolas reflejadas en la cueca. Paso a paso alcanzarían el norte al compás de sus sambos caporales, ritmos muy festivos extendidos por los esclavos y que, con origen en Bolivia, han sido adoptados por los países limítrofes.«En Chile el folclore está muy influenciado por todas las colonias que llegaron al país y es muy variopinto. Tiene mucho de todo y para nosotros es interesante porque podemos cambiar de show a show. Traemos cuatro distintos, de diferentes zonas, que varían perimetralmente su música», introduce el director de la formación, Claudio Jaque, que visita por primera vez Burgos y que salió a escena ayer en vez del miércoles como estaba anunciado en el programa por el merecido descanso del guerrero tras once horas de vuelo y necesaria recuperación tras el atontamiento del desfase horario, olvidado desde el minuto uno, en el que entonaron ese cariño te espero a la una, cariño te espero en el muelle y bajo la luna seremos dos almas que sueñan... Muchas son las que lo hacen cada noche con este cuarentón festival.

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