El Correo de Burgos

RESTAURACIÓN

La Biblioteca recupera parte de su historia

El Centro de Restauración de Simancas recupera un incunable litúrgico y un atlas geográfico con una inversión de 12.580 euros

En el centro, Fernández-Mardomingo junto a Pilar Pastrana.-SANTI OTERO

En el centro, Fernández-Mardomingo junto a Pilar Pastrana.-SANTI OTERO

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MARINA IZQUIERDO
Burgos

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Dos ejemplares de la Biblioteca Pública de Burgos, un incunable litúrgico y un atlas geográfico, regresaron ayer a su colección original, después de un proceso de restauración. El estado de deterioro en el que se encontraban ha supuesto un tratamiento de seis meses y un presupuesto de 12.850 euros, parte del plan de intervención que la Junta desarrolla con el objetivo de conservar el patrimonio documental custodiado en archivos y bibliotecas de Castilla y León.

Los dos volúmenes, pertenecientes a la colección antigua de la Biblioteca, son «dos libros, desde luego, muy importantes», señaló Fernández-Mardomingo, delegado territorial. Su interés reside en sus avatares históricos, en su origen histórico-material y en el estado particular que se da en cada pieza.

«En los dos libros de esta Universidad, las intervenciones han sido a un nivel diferente», explicó Pilar Pastrana, responsable del proceso. La restauración comenzó en 2015, con su traslado al Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León en Simancas (Valladolid).

«La restauración no es un oficio, yo creo que es un arte», expresó Fernández-Mardomingo, poniendo en valor el trabajo del Centro. «Nuestra labor también en el centro de restauración no es sólo la recuperación material, sino un poco la recuperación histórica de los libros que nos encontramos o de otro tipo de bienes», insistió Pastrana.

El primer libro, ‘Processionarium secundum consuetudinem monachorum Congregationis Sancti Benedicti’, se trata de un incunable de carácter litúrgico. Contiene las fórmulas musicales en canto gregoriano, «pero canto gregoriano, no el habitual, el que conocemos del Monasterio de Silos, sino los cantos gregorianos que se utilizan en antífonas, procesiones y otro tipo de actos», matizó Fernández-Mardomingo.

Fue impreso en el Monasterio de Montserrat en 1.500, en el taller del abad García Jiménez de Cisneros, primo del Cardenal Cisneros, «una persona con cierta cultura y cierta concienciación en los avances técnicos», mantuvo Pastrana. Para la restauradora, se trata de un ejemplo de como la aparición de la imprenta influyó en los cantorales típicos de los templos religiosos, reduciendo progresivamente su tamaño.

El interés de este ejemplar, explicó Pastrana, se encuentra en que «es uno de los primeros libros impresos». Además, la restauradora insistió en que detalles como la imagen xilografiada, la utilización de dos tintas, etc., es una prueba de los «retos tecnológicos en los primeros años de la imprenta».

En su estado original, presentaba diferentes grados de alteración, con un intenso ataque de insectos bibliográficos, con numerosas rozaduras, pérdidas y una fuerte deshidratación irreversible en el cuero. Asimismo, no constaba de portada ni colofón, «por lo tanto se desconocía el origen de ese impresor», señaló Pastrana.

La intervención realizada en este incunable, explicó su restauradora, se basó en devolverle su resistencia y su integridad física. De esta manera, se permitiría una mejor lectura tanto a nivel material como textual. «Nuestro criterio a la hora de hacer una restauración es intentar mantener todos los elementos originales», informó la restauradora. Por ese motivo, se ha restaurado preservando unidas las cubiertas de piel con las tapas con el fin de no perder el trabajo decorativo, llevándose a cabo un trabajo de limpieza de las hojas de papel, hidratación, consolidación y reintegración para incorporarlo a las cubiertas originales previamente restauradas. El segundo ejemplar, ‘Descriptionis Ptolemaicae augmentum’, es un atlas de Cornelius Wytfliet editado en 1603 en Douai (Países Bajos) Se trata de un libro singular por su contenido geográfico. En él se documenta por primera vez la geografía y la historia natural de América del Norte, América del Sur y del Caribe.

De sus diecinueve mapas, nueve fueron sustraídos, mutilando parte de su unión mediante una herramienta cortante, al igual que sucedió en otros ejemplares de otras bibliotecas españolas. Estas obras fueron recuperadas por la Brigada de Protección de Patrimonio de la Guardia Civil. Para su restauración, a este atlas se le han incorporado los mapas sueltos a su lugar de origen, sin desmontar el resto de la obra, ya que ésta no sufría alteraciones en su estructura, colocando de nuevo los enlaces con el resto del volumen y de su cubierta.

Estos trabajos se han realizado en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León en Simancas (Valladolid), fundado en 1987 como un organismo dependiente de la Consejería de Cultura y Turismo. A lo largo de su trayectoria, ha realizado 1.400 intervenciones, de las que 102 corresponden a propuestas sobre bienes o conjuntos patrimoniales procedentes de 24 localidades de la provincia de Burgos. Además de estos dos volúmenes, el departamento de Documento Gráfico de Simancas ya ha realizado diversos trabajos en otros 35 bienes documentales de Burgos, mayoritariamente privilegios rodados, códices, incunables o cantorales que se custodian en la propia Biblioteca Pública de Burgos, la de Briviesca, en el Archivo Histórico Provincial, en el Archivo Municipal de Burgos, el de Cerezo de Río Tirón o en el de la Diputación Provincial.

Entre ellos destacan los tres últimos, que se corresponden a la intervención que recientemente se realizó en un cuadro que figura en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Briviesca, el arcón funerario de la Infanta Leonor - hija de Alfonso X El Sabio - y los vestidos de ese arcón funerario. Estos últimos se encuentran en el Monasterio de las Madres Dominicas de Caleruega.

«Los fondos de la Biblioteca Antigua de Burgos son cuantiosos, yo me atrevería a calificarlos de importantísimos», recordó el delegado provincial. La colección se compone de 81 manuscritos de antes de la aparición de la imprenta en 1472, 119 incunables, y más de 21.000 libros antiguos, es decir, aquellos que llegan hasta el siglo XIX.

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