El Correo de Burgos

II Foro de la Cultura

Las etiquetas pican a los artistas

Paco Roca, Suso33 y Paula Bonet se rebelan ante los términos que pretenden delimitar su trabajo, reconocen la existencia de prejuicios y censuras y defienden el hecho creativo en sí ante el público que ‘reventó’ la Sala Acto del CAB

Tomás Fernando Flores (i.) llevó la batuta en la conversación que Paula Bonet, Paco Roca (c.) y Suso33 mantuvieron en el CAB.-Eduardo Vielba

Tomás Fernando Flores (i.) llevó la batuta en la conversación que Paula Bonet, Paco Roca (c.) y Suso33 mantuvieron en el CAB.-Eduardo Vielba

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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El mismo soportable pero molesto dolor que provoca la etiqueta de una camiseta o unas bragas recién estrenadas a las que se nos ha olvidado cortar la etiqueta sufren los artistas cuando desde fuera intentan constantemente encuadrar su trabajo. Paco Roca, autor de cómic tan celebrados como Arrugas, Los surcos del azar o La casa, el grafitero, escenógrafo, vídeo artista Suso33 y la ilustradora Paula Bonet se rebelaron ayer contra esta práctica en la conversación que mantuvieron en la Sala Acto del Centro de Arte Caja de Burgos (CAB), que se quedó pequeña ante tanta expectación.«Esta necesidad actual de etiquetar, encasillar, delimitar lo que consigue es mutilarnos y negar lo poliédrico que somos», destaca Paula Bonet. «Es un error absoluto. Como creadora y como consumidora intento encasillarme lo menos posible», amplía la autora de La sed, «un homenaje a las mujeres que me han hecho reencontrarme conmigo misma», su último volumen, que acaba de salir.

Más comprensivo se muestra Suso33. Considera que se usan palabras para acercarse a los trabajos y ordenar las cosas y declara su propio interés por investigar los límites del arte.«Me atraen las fronteras, las personales y las físicas...», señala y añade que, aunque «siempre eres tú el brazo ejecutor, la cabeza pensante, el corazón, la emoción», le gusta contextualizar su trabajo, «aprovechar los lugares, las condiciones, los condicionantes, no como trabas o barreras, sino como posibilidades».Tampoco es amigo de etiquetas Paco Roca. Para él, que hasta segundos antes del inicio de la charla estuvo firmando ejemplares de sus libros, son «el gran problema».«Cada uno desde nuestra disciplina acaba buscando la experimentación, que es de lo que se trata en el mundo del arte, pero también es verdad que nunca eres consciente de etiquetarlo, nadie se plantea si lo que está haciendo es arte o no, simplemente haces lo que te apetece y de la manera que quieres», observa cuando se le pregunta si el arte tiene fronteras y al tiempo que reconoce que «siempre hay una pequeña autocensura» consecuencia de la comercialidad de ese trabajo, de ser consciente de que llegará a un público.Sin cortapisas iniciales afronta Paula Bonet, que durante el encuentro reiteró el importante compromiso que tiene con su obra, su proceso de trabajo. «Trato los temas que me conmueven, me preocupan, me indignan, que me causan un desequilibrio», enumera y advierte que en su última publicación ha sido muy consciente de «querer quitarme prejuicios y sé que lo he conseguido con alguno pero gran parte de ellos están en el inconsciente colectivo, grabados a fuego, y es muy difícil desprenderse de ellos». Ahí se sitúan, a grandes rasgos, el gran peso del patriarcado o del judeocristianismo.Para Paco Roca, Premio Nacional de Cómic 2008 por Arrugas, la memoria, «no por nostalgia ni por reivindicación, sino para conocerse a uno mismo», es un tema recurrente en su obra. Para él el poder del arte es «comprender al otro». «Cualquier enfoque artístico es una reflexión sobre algo que me va a hacer mejor persona», defiende el autor de cómic o novela gráfica, tanto monta, que se sabe privilegiado por dedicarse a su sueño infantil, a contar historias, que es lo que más le gustaba desde pequeño. Matiza que lo hacía dibujando porque era lo más barato. Pero que su desvelo siempre fue narrar.Suso33, que empezó como grafitero en la calle, a la que aún hoy sigue utilizando como escenario, llama la atención sobre la importancia que este lugar de acción ha tenido en su carrera al darle la posibilidad de colaborar con músicos, pintores, escenógrafos...«Al arte urbano yo lo defino como arte humano, de relacionarse», comenta el artista, que hace dos años dejó su impronta en El Hangar. «Me interesan la experiencia, no el resultado», sostiene a la vez que una pantalla proyecta algunos de sus trabajos, que lo mismo visten medianeras de altos edificios que arropan una coreografía en las tablas.Los tres artistas compartieron con el público su proceso creativo. Mientras Suso33 relata que él mantiene varios frentes abiertos, saltando de un trabajo a otro, «lo que le da la oportunidad de experimentar», Paco Roca expone que es metódico y que deja poco espacio a la improvisación.Paula Bonet insiste en ese campo sin puertas que para ella es el arte y, preguntada por la faceta en la que se siente más cómoda, confiesa: «Mi dibujo me encorseta, mi pintura me da libertad. He vuelto al óleo y al grabado. La vida me la da la inhalación de aguarrás». Eso ocurre hoy, mañana ya se verá.

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