En la variedad está el gusto

Pintura, grabado, escultura. Paisaje, retrato, escena costumbrista, bodegón. Abstracción, figuración. Acuarela, óleo, acrílico, técnica mixta, collage... El refranero español es abundante y raro es que cualquier situación no tenga uno que lo ilustre. En la variedad está el gusto se adapta como un guante a la quinta exposición colectiva de pequeños formatos orquestada por La Bottega dell’Arte (Petronila Casado, 18) y abierta hasta el 31 de enero. Hasta 47 artistas participan este año en la iniciativa. Con sus géneros, sus temáticas, sus estilos y sus técnicas. Un abanico amplio que se insinúa con descaro a los Reyes Magos y Papá Noel con unos precios que oscilan entre los 60 y los 300 euros.La Catedral se asoma protagonista a esta colección. Eterna musa de pintores. La llevan al lienzo los de dentro y los de fuera. Se enamora de ella y del patrimonio que la rodea el vallisoletano Óscar Herrán. También el cordobés Manuel Castillero y el vitoriano Jorge López. Su rica estampa baila en los pinceles burgaleses de Miguel Ángel Velasco y de Beatriz Marcos.Otras urbes enamoran a otros artistas. Ismael Alí de Unzaga propone un viaje a una luminosa Roma, con su Piazza Nabona y su Campidoglio. Por las callejuelas de una ciudad anónima se pierden las pinceladas del vitoriano Jorge López, del vizcaíno J.M. Méndez y el segoviano Diego Carmona. El paisaje se hace misterio en Sebas Velasco, que ya ha vendido las dos obras expuestas, y Fran del Hoyo.El mar rompe en las obras de Isidoro Moreno y navega en calma en las acuarelas de Fernando Arahuetes.Las flores son el motivo elegido por Begar, Blanca G. Báscones y Laura Jiménez. Cada una a su manera. El mundo animal tiene quien lo quiera: Alegría del Prado, con su realismo mágico, y Saiz Manrique, con gatos y perros en clave figurativa.Las escenas costumbristas trufan la muestra de la mano de Luis Alberto Portilla, que sigue los pasos de figuras anónimas por calles, plazas y atractivos turísticos; Íñigo Sesma, con sus marineros en faena; Pilar López Báez, con sus niños exprimiendo el verano; y Paula Cuesta, que, sin complejos, utiliza el pastel para retratar a sendas señoras entradas en carnes en la playa y a un grupo de monjas ensimismadas en sus teléfonos móviles.La fantasía lleva el nombre de Rachel Merino, que apuesta por rostros femeninos envueltos en ambientes que invitan a la alegría sin remedio, Cinta Aller y Vitrix.El retrato es cosa de Juan Martín Oña, Mikel del Río, Belén de la Parte, Jesús Susilla o Fausto Martín. Este último enciende y fragmenta el foco en el cuerpo desnudo de una mujer.Sin base figurativa aparece la estela de Igor Torres, Carlos Sáez, Cristina Moneo y el collage de María Gómez Pereda. Inquietante resulta la propuesta de Rafael Mediavilla, sorprendente en su faceta de pequeño formato.La escultura encuentra representación en Oliver Vicario y Toño G. dentro de una mayoría pictórica.

Siete, Juan Manuel Campos, Diego Vallejo, Luz Barahona, Gonzalo Prieto, G. Coca, Galán, Cristina Moneo, Diego Alonso o Abraham Pinto Mendoza también se asoman a este friso de arte contemporáneo.