El Correo de Burgos

Entrevista a Fernando Pardo, guitarrista de Corizonas

«Ante la angustia no hay mejor terapia que crear»

Fernando Pardo (cuarto por la izquierda), junto con el resto de miembros de Corizonas en una foto promocional.-

Fernando Pardo (cuarto por la izquierda), junto con el resto de miembros de Corizonas en una foto promocional.-

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A.S.R.
Burgos

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«A mí ya me tocó la lotería hace tiempo. En el momento que compré el décimo para llevar este tipo de vida». La entrevista con Fernando Pardo se produce horas después de que los niños de San Ildefonso canten el Gordo. Él no los ha hecho caso. Se siente un tipo afortunado por dedicarse a la música. Ella le trae mañana al escenario de El Hangar (21.30 horas, 15 euros) con Corizonas y su último disco, Nueva dimensión vital.Pregunta- ¿Este segundo álbum es la confirmación definitiva de que ha nacido una banda y llega para quedarse?

Respuesta- Ojalá pudiéramos funcionar con ese tipo de verdades tan absolutas. La semana pasada llegamos a la conclusión de que este disco era el tercero porque el segundo no lo habíamos sacado. El punto intermedio que había entre uno y otro nos lo hemos saltado. Llegó un momento en el que todo el principio que hicimos, sobre todo la parte que tenía que ver con ese aire fronterizo que era la mezcla natural entre Los Coronas y Arizona, una parte del grupo vio claro que había que desligarse de estas raíces, buscar otro camino, algo más personal y ver dónde llegábamos. En este caso nos dejamos llevar.P.- Y se dejan llevar en castellano…

R.- Teníamos la posibilidad de sacarlo en inglés o en castellano. Íbamos a hacer una mezcla, pero el cantante, Javier Vielba, dijo que lo haríamos todo en castellano. Fue una decisión muy de último momento y nos tuvimos que volver al estudio para cambiar las canciones y darles un sentido en español, Y, conociéndonos y sabiendo cómo somos, no quiere decir que a partir de ahora lo hagamos todo en castellano.P.- Conociéndonos y sabiendo cómo somos… ¿Cómo son?

R.- Somos muy cambiantes. Los dos que llevamos el grupo somos los típicos bipolares de libro. En un año harías cinco grupos distintos, de un disco a otro cambiarías cien veces... Nuestro cóctel es así y nunca me atrevo a decir qué pasará.P.- Y ese cóctel se ve reflejado en el disco, que les ha quedado ecléctico…

R.- Ecléctico ya lo es por la gente que nos hemos juntado. Cuando llevas tiempo en la música, casi todos nosotros hemos pasado los cuarenta, ya has dado muchas vueltas. La primera banda la haces con tus amigos, cinco años después solo hay uno o dos que se quieren dedicar a la música y buscas entre los otros grupos al bajista o al batería que te falta. Y cuando has llegado a los treinta, o tienes la suerte de continuar con la formación inicial o sigues dando vueltas. El mundo de la música, como el del fútbol, funciona así: se coge al mejor de un sitio y de otro o al que aguante porque igual el mejor se da cuenta de que no le gusta y decide dedicarse al negocio familiar o estudia una carrera. Nosotros somos gente muy diversa, decidimos las cosas de forma democrática, no es el disco de un solo creador, todos los músicos que estamos ahí metidos tenemos nuestros gustos, que tiran ligeramente a un lado. Esto provoca mucho caos a la hora de tomar decisiones, pero también mucha riqueza musical.P.- La cuerda que nos dan es para dar y luego ahorcarnos, dicen en La cuerda que nos dan, la primera canción. ¿Las cosas claras desde el principio?

R.- Antes podías mirar a otro lado, pero ahora la sobreinformación nos da esa sensación de derrotismo absoluto, de que mal va el mundo, pero es que simplemente se cuenta todo. Ante la angustia no hay una terapia mejor que crear y lo que no se saca se acaba convirtiendo en tumor. Este disco ha sido la terapia de sacar nuestra incomodidad hacia esas cosas.

P.- Sarcásticos se ponen en Todo va bien. ¿El sarcasmo funciona bien encima de un escenario?

R.- ¿El sarcasmo en un escenario? Ni de coña. En España la música es entretenimiento. Hace mucho que la gente no quiere compromiso con la música. Excepto las tribus urbanas, en España nunca ha existido un sentimiento profundo. El sarcasmo, el sentido del humor derivado de él, jugar en el doble filo del cinismo con humor, es algo que no funciona en España, pero no quiere decir que no seas consciente de ello. Aquí el sarcasmo suele sonar a insulto personal.P.- ¿Corizonas es más de vivir o más de pensar?

R.- Ahí estamos con nuestra bipolaridad. En momentos, vivir, en momentos, pensar. Es complicado. ¿Vivir o pensar? Pues vivir y pensar. Los lunes, martes y miércoles somos más de pensar y cuando se acerca el fin de semana, más de vivir.P.- ¿Cuál es el estado ideal de Corizonas?

R.- No sé si es para poner en un periódico… El estado ideal es el de medio pedo. El ser humano desde hace miles de años, incluso algunos primates, encuentran un punto cojonudo en el que se abstraen realmente de ciertas responsabilidades y de la angustia que eso provoca con cosas tan sencillas como irse por la mañana de cañas, fumarse un porrito… Y no estoy haciendo apología de la droga. Me refiero a ese estado de felicidad tontorrona.P.- ¿Y qué tienen los músicos de Místicos en éxtasis?

R.- Místicos con Éxtasis es una esquina de Valladolid con un bar mítico al que Vielba iba un montón. Es ese punto en el que eres capaz de ver un poco más allá y crees que estás viendo a Dios.P.- Siempre he intentado ser excepcional a ojos de los demás, gloria, vida y posteridad... cantan en Yo quiero ser yo. ¿Cuánto de presente tienen lo que digan los demás?

R.- Muchísimo y a todos los niveles. Esta mañana escuchaba a los Wipers. El que formó el grupo estaba obsesionado con el arte más allá del entretenimiento y había decidido que en diez años iba a sacar quince discos, pero sin promoción ni conciertos en directo, no iba a hacer nada que tuviera que ver con la exposición a la crítica o al público, quería ver cuánto tiempo podía mantener su música pura. ¿Cómo se puede tener tan claro que depende de cómo sea la respuesta del público a ciertas canciones el siguiente disco lo vas a sacar en esa dirección? Lo normal en un músico, a no ser que tenga un problema grave mental, es que si sus canciones no gustan a nadie cambie de rumbo. Es algo que nos pasa a todos. Llega un momento en el que la razón, entre comillas, se impone. Hemos decidido vivir de esto y hay un momento inevitable, a no ser que seas el hijo de un millonario, que dependes de que gustes o no. Te puedes alejar mucho por momentos pero luego viene Hacienda, te mete un palo y qué vas a hacer. Pues una gira tocando las canciones viejas y un disco que te acerque a tu viejo público. Es una cosa que han hecho tus grandes referentes. Es el efecto Nicolas Cage.P.- ¿?

R.- Podía haber sido un buen actor, pero es un tío que tiene tantas deudas que cada año tiene que hacer una mierda de película. Y nosotros a temporadas vamos por un lado y a temporadas, por otro. Porque cuando te dejas llevar por esa ola enorme del placer de estar en todos los festivales y viendo que la gente disfruta con tu música consigues pasar a un punto que nada tiene que ver con la creación artística, sino a la pura diversión, sentirte parte de algo que está vivo. De hecho, Corizonas empezamos con esa sensación. Nosotros queríamos estar con nuestro punto de vista y nuestro sombrero de vaquero en toda esa escena indie que había en ese momento en España, una locura divertida, con cantidad de bandas, muchas personalidades y festivales.P.- Para qué decir la verdad si el que miente prospera y el honrado no puede más y, al final, para variar, todo nos dará igual... El disco termina con un punto de resignación en Para qué…

R.- Totalmente. Esto es pura contradicción. El ser humano vive entre la frustración y la autocomplacencia, pero difícilmente en la felicidad absoluta.

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