El Correo de Burgos

Exposición antológica

Retrato de un artista inquieto

El Arco de Santa María y el CAB ‘reconstruyen’ a Antonio Sanz de la Fuente (Burgos, 1951-2013) a partir de su obra, desde sus inicios en los setenta hasta su última producción, incluida una colección de ‘esculturas pictóricas’ inéditas

María Sanz Nieto, comisaria de la muestra, junto a una de las esculturas inéditas que se muestran en el CAB.-Raúl Ochoa

María Sanz Nieto, comisaria de la muestra, junto a una de las esculturas inéditas que se muestran en el CAB.-Raúl Ochoa

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Lo esencial. 1976-2013 dibuja un retrato de Antonio Sanz de la Fuente a través de sus obras. Sus primeros dibujos figurativos que ya auguran la originalidad del autor con su particular mirada a la osamenta y otras partes de la anatomía humana, sus veladuras, sus paisajes en calma que tornan en agresividad cromática y trazos violentos, sus collages... y sus inéditas esculturas pictóricas erigidas como un último hallazgo de este inquieto artista al que el Arco de Santa María y el Centro de Arte Caja de Burgos (CAB) dedican esta exposición antológica, abierta hasta el 2 de abril en la sala del Ayuntamiento y hasta el 28 de mayo en el espacio de la Fundación Caja de Burgos.«La exposición se compone de 94 obras que narran una vida dedicada al arte», resume María Sanz Nieto, comisaria de esta propuesta e hija del artista que en Lo esencial. 1976-2013 rescata del cajón un proyecto que su padre preparó en los últimos diez años de su vida y al que ella imprime su propia mirada.Sugiere tres grandes etapas en este «recorrido vital y artístico», aunque, matiza, es mucho reducir porque tuvo distintas subetapas.La primera se extendería de 1976 a 1985. Aparece un joven Sanz de la Fuente que ya ha concluido su etapa de formación, que ha dejado atrás las aulas de la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y que se instala en su ciudad tras disfrutar de una beca en la Jan Van Eyck de Maastricht (Holanda). Se inicia aquí su trayectoria como artista. Sorprende a la crítica y el éxito le arropa. Su obra está caracterizada «por una suerte de anatomías, de figuras óseas, marcadas por una seudofiguración, con uso de gasas, telas y veladuras, que empiezan a tener importancia».El color se impone y el trazo se vuelve más agresivo en la segunda etapa, que abarcaría de 1986 a 1997. Ese año, apunta Sanz Nieto, toda la inquietud que se vislumbra hasta el momento empieza a apaciguarse y también deja de firmar sus obras por delante.Estos dos tramos atrapan al espectador en el Arco de Santa María. El Antonio Sanz de la Fuente que se asoma al primer piso no parece el mismo de sus últimas exposiciones en la ciudad. Su huella torna más familiar en la planta superior, vestida por las obras de esa segunda sección, hasta llegar a las últimas piezas de series como Campos, Campos líquidos, Versátil..., que entroncan con la última producción, de 2001 a 2013, en la que «da un paso más allá hacia las tres dimensiones con otros materiales como el plomo, el metacrilato, la madera...», que se remata con la colección inédita de esculturas pictóricas. Esta parte ya está en el CAB.«Hay una parte muy reconocible que tiene que ver con esas piezas que nosotros hemos llamado pinturas construidas y, por otro lado, están estas esculturas pictóricas, que parecen contener la pintura, a veces de una manera clara y deliberada, con los propios lienzos que se retuercen y se recogen, y otras son alusiones indirectas al color, al paisaje, a la forma», observa Javier del Campo, director de Arte de la Fundación Caja de Burgos, sobre este último apartado.El espectador se suma a la serena propuesta del artista. Recorre con él las piezas, todas sin título, que aparecen colgadas en la pared negra como ventanas a un universo propio. Irrumpe su intimidad en las dos salitas a las que el visitante se acerca atraído por la fuerza de la escultura pictórica que sale del muro. Ese recogimiento se vuelve juguetón en el cubo de cristal con su conjunto de collages en los que, rayando el trampantojo, introduce la fotografía y se confunde con la pintura, con la madera, con el lienzo.El retrato de Antonio Sanz de la Fuente (Burgos, 1951-2013) se completa con dos vídeos en el Arco de Santa María «que muestran una visión poliédrica de la persona y el artista». Uno de corte documental, que se adentra en su contexto de trabajo y también en su entorno más doméstico, y otro más testimonial, con entrevistas a la gente que lo trató, desde profesores y exalumnos de la Escuela de Arte a colegas del mundo cultural burgalés.Y es que, como apuntó ayer Ignacio González, gerente del Instituto Municipal de Cultura, durante la presentación de esta propuesta, «además de ser un excelente pintor, un artista muy comprometido, con una gran proyección exterior, quizás el burgalés del último tercio del siglo XX con más, era un buen docente, muy recordado por los alumnos y sus compañeros de la Escuela de Arte, y muy querido por el resto de colegas del mundo artístico de la ciudad, por su afabilidad, su seguridad y su apoyo constante a las manifestaciones artísticas de los otros con una absoluta generosidad».

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