El Correo de Burgos

EXPOSICIÓN / ‘ARTISTAS EN LA MEMORIA. 1967-2017. IES CONDE DIEGO PORCELOS’

Recorrido por el arte contemporáneo burgalés

La escultura de Cristino Díez domina en la primera estancia del Principal.-ECB

La escultura de Cristino Díez domina en la primera estancia del Principal.-ECB

Publicado por
JOSÉ MATESANZ DEL BARRIO
Burgos

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Las salas de exposición del Teatro Principal reúnen hasta el 16 de abril un interesante conjunto de obras que nos conduce por la biografía del Instituto Conde Diego Porcelos, en sus 50 años de vida. Nos emplaza a contemplar un valioso grupo de trabajos en los que se destila una trayectoria diversa, desde un recordado ayer que representan las pinturas de Rigoberto González Arce, heredero de la estética de Marceliano Santa María, y la fecunda producción de Andrés Villalmanzo Guma, en pintura, escultura y dibujo, hasta el venturoso presente que nos descubren sucesivas generaciones de autores, espejo de una cristalina ‘edad de plata’ de las artes plásticas.

Un nexo caluroso une la memoria de pintores, escultores, ceramistas y fotógrafos: la presencia en el antiguo instituto ‘masculino’ burgalés como profesores y alumnos del mismo, a lo largo de las últimas décadas, compartiendo la renovada y perenne llama de la creación estética, que inició su camino o se consolidó en las aulas de un centro educativo que hoy sigue iluminando a nuevos estudiantes, como antaño lo hiciesen los ya citados González Arce y Villalmanzo Guma y Antonio Basavilbaso.

Una ventana soñadora nos envuelve en el itinerario que marcan contrastadas propuestas, que recuperan el valor de una pintura esencial y poética y una escultura enraizada en la madera en las propuestas de Rafael Mediavilla y Humberto Abad, miembros del Gremio de Autores Plásticos, que comparten ámbito expositivo con el realismo sensorial y lumínico de Sebastián Velasco, el realismo de un paisaje urbano interpretado con acrílicos sobre metacrilato en las panorámicas de Ángel María Arnaiz y las obras sobre papel de Carlos Sáez e Isacio, en las que dialogan la abstracción geométrica y una figuración conceptual.

El metal, base de una fundición recreada, nos introduce en un mundo mixto de una tradición ‘etnográfica’, junto al mundo barroco de rocas y mojigangas, que Cristino presenta y nuevamente contrasta con las cerámicas de José Luis Ramos.

El paisaje es protagonista de numerosas obras que acompañan al espectador en su caminar, volviendo a reafirmar distintas respuestas que nos invitan a contemplar una obra de corte expresionista y cromatismo vibrante en el trabajo de Paula Sampelayo, que abre la puerta a otras pinturas de distinto cariz, como las visiones de la Catedral de Burgos, faro recurrente en varias piezas de la muestra, a través de dos creaciones de las hermanas Talía y Lena Arribas, en las que el trazo nervioso o la limpieza cromática nos acompañan y desembocan en un concepto cuasi fotográfico y de una delineada composición en las perspectivas romana y burgalesa de Carlos Falcón.

Abstracción y color, ornamentación vegetal y color, pintura matérica y color… Elemento esencial sin el cual no se podría entender la visión creativa de Carmen Angulo, Saiz Manrique, Alba Castro, Francisco Javier Fuente y Elvira Trigo, que nos introducen en la figuración y la abstracción, para acercarnos, en expresión de la pintora Carmen Ortega, al territorio de lo sublime, ámbito que también recorre la expresión escultórica de Carlos Cubillo, en sus dos vertientes o caminos, y también explora Saiz Manrique, quien recrea el mundo de un arte-objeto, en el que textura y material configuran una enunciación propia.

Desde una respuesta académica en el dibujo y pintura hasta una ruptura y experimentación con diversos materiales en la escultura (madera, bronce, hormigón), las obras de Andrés Villalmanzo Guma reflejan la complejidad del arte contemporáneo que divisa varias estéticas (academicismo, vanguardia figurativa, abstracción…) y argumentos en paralelo, desembocando en el trabajo de su hijo Julio Villalmanzo, que evoca en barro una figuración próxima a la plástica paterna.

Los recursos materiales, formatos, motivos y técnicas marcan la respuesta heterogénea que, una vez más, encontramos en el arte burgalés, a través de géneros como la pintura, la fotografía o el modelismo, que, a partir de diversos materiales (lienzo, papel, porexpán, aluminio) y técnicas artísticas varias nos proponen diferentes mundos narrativos, descriptivos y sensitivos, trazados con una mirada personal.

Así sucede con los paisajes de José Pérez Fadón y Pedro Valdemoro, este último desde un lirismo cromático, las pinturas de tinte postimpresionista, expresionista y surrealista de Revilla XII y las interacciones con el mundo gráfico y clásico de Sergio Corral, creadas con materiales en corcho, componentes que junto al cartón pluma, la escayola y la tabla, protagonistas de las obras de Abel León, Javier Basconcillos y Fernando Manrique, sellan este caleidoscopio esencial del arte actual.

Arte y más allá de un arte que nos conduce a la imagen fotográfica definida con tintes de resina de Ángel Herraiz, que viste escenografías complejas para la reinterpretación de argumentos bíblicos del Antiguo Testamento, en las que la figuración marca un sentido estructural, y también a la idea de arte como diseño que nos ofrece Javier Muñoz Quintana en sus ‘reciclados’ juguetes.

Una crónica de sueños y de significados dialoga con el espectador. El frondoso bosque del arte nos invita a celebrar, hoy, las cinco décadas del Instituto Conde Diego Porcelos, con júbilo y ambición renovada. Un diario compartido junto a la ribera del Vena aflora hoy en la del Arlanzón, como testigo de una recobrada memoria.

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